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Un veretano de Récord Guinness
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Bona
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Registrado: 2011 10 29, 7:44 Mensajes: 44689
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 Un veretano de Récord Guinness
UN VETERANO DE RÉCORD GUINNESS
El pacense Francisco Núñez cumple 112 años recordando su paso por las filas del Ejército de Tierra y la estancia en África, tras el desembarco de Alhucemas

Es curioso cómo la memoria a veces nos juega malas pasadas y no conserva todo lo que nos gustaría retener en ella, mientras que otras conseguimos detallar hasta lo más irrelevante, aunque hayan pasado decenios… Es lo que le pasa a Francisco Núñez Olivera, de Bienvenida (Badajoz), que el 13 de diciembre cumple 112 años —es el hombre más viejo de España y el tercero más viejo del mundo—. Tras 90 años de su paso por el Ejército de Tierra aún puede revivir aquellos días en el Rif…
Francisco entra en la caja de reclutas de Zafra el 10 de agosto de 1925 (días más tarde le entregarían su cartilla de filiación, que aún conserva). Unos meses después (el 29 de marzo de 1926) se incorpora al Regimiento de Infantería “Serrallo” nº 69, de guarnición en Ceuta, donde jura Bandera en mayo y comparte experiencias de todo tipo en una región exótica, desconocida y peligrosa para tantos quintos que cumplían allí su servicio militar obligatorio.
 Francisco Núñez recibió su cartilla militar en Bienvenida el 31 de agosto de 1925
 Cartilla militar nº1212794
La situación en la zona, tras el desembarco de Alhucemas y la detención de Abd-el- Krim, era más favorable para los españoles, pero distaba mucho de ser tranquila, pues el desarme de las cabilas en unos casos era más complicado que en otros y se exigía una actuación firme y enérgica de las tropas españolas y francesas (cada una en su área de influencia). Las incursiones eran frecuentes y se fue ganando terreno poco a poco. Allí llegó Francisco y pudo vivir, con la inocencia de sus 21 años (como tantos otros jóvenes españoles), la incertidumbre de la espera de un ataque, la crueldad de los enfrentamientos y la manera en que combatían los oriundos de la zona… «Allí había mucha tela», comenta al rememorarlo.
Su compañía estuvo destacada en Tasarines, donde sufrieron un ataque enemigo en la defensa de la posición de Ocbada.
No obstante, la sensación que más impregna aquellos recuerdos es la del compañerismo, la lealtad, las enseñanzas de su mando de unidad, que fue como un segundo padre para él… Y tal fue su cariño por esta vida, que ha comentado a quienes le conocen que le hubiera gustado quedarse de militar. Sin embargo, en esa época era normal que el futuro laboral lo marcara la tradición familiar.
Así pues, tres años después de empezar —la mili solía tener esa duración— se licenció y comenzó a trabajar de jornalero en el campo familiar, donde tenían sembrados cereales, viñas y olivos; al acabar la jornada, parada “obligatoria” en el cassino, que es donde se fraguaban las amistades. En su juventud se ganó el apodo de El Marchena, pues él, bastante coqueto, en una ocasión se compró un abrigo del estilo de los que llevaba el famoso cantaor sevillano Pepe Marchena y, ya se sabe, en los pueblos no hace falta más para que te pongan un mote…
Hubo un paréntesis en su vida de agricultor: cuando el 8 de agosto de 1936 cayó Bienvenida, lo movilizaron hasta el final de la Guerra Civil, y se ocupó de vigilar la línea férrea Mérida-Los Rosales, para evitar la colocación de cargas explosivas que la inutilizaran.
En la actualidad, sus hijas María Antonia y Milagros, de 80 y 77 años respectivamente, le cuidan; especialmente la primera, que es soltera y vive con él. Otros dos hijos y su mujer fallecieron hace años. Es el precio de vivir tanto tiempo, ver a tus seres queridos marcharse para siempre…; la parte positiva, tener multitud de anécdotas que contar a tus descendientes, así como poder comparar, con la madurez que dan los años, cómo eran las cosas antes y cómo son ahora. Y es que, aunque nosotros ya estemos acostumbrados, para muchas personas que superan los 100 años saber si mañana lloverá no deja de ser algo casi mágico.
El truco para vivir tanto no lo sabemos, pero en el caso de Francisco parece que tiene algo que ver el trabajo en el campo, la tranquilidad de las zonas rurales o una alimentación basada en verduras y legumbres. De momento, está a punto de cumplir 112 años, así que: ¡Muchas Felicidades! https://ejercitotierra.wordpress.com/20 ... -guinness/
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2016 12 10, 1:32 |
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Bona
Administrador
Registrado: 2011 10 29, 7:44 Mensajes: 44689
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 Re: Interesante.
Francisco Núñez, el veterano de guerra más longevo en la historia de España (112 años) pertenecía a Ceuta y participó en la guerra del Rif. La Comandancia General Militar de Ceuta le da un homenaje en Bienvenida(Badajoz).
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2016 12 14, 2:47 |
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Bona
Administrador
Registrado: 2011 10 29, 7:44 Mensajes: 44689
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 Re: Interesante.
 Francisco Núñez Olivera ha cumplido los 112 años y vive en un pequeño pueblo de Badajoz llamado Bienvenida, con lo que ahora se ha convertido en el hombre más longevo de Europa, un auténtico logro que comparte con sus hijas, amigos y autoridades del pueblo. Bienvenida tiene apenas 2.300 habitantes, pero todos coinciden en que Francisco tenía un gran porte de joven y, aunque ahora haya perdido facultades físicas, se encuentra en perfectas condiciones mentales. Como informa El Periódico de Extremadura, no sólo es el hombre más viejo de España, sino el tercero más viejo de todo el mundo y el soldado más veterano de nuestro país, con dos guerras a sus espaldas: la del Rif y la Guerra Civil.
El anciano, más conocido como «Marchena», ha dado un millón de gracias a todos los presentes cuando se han congregado para colocar una placa conmemorativa en su casa. «Soy el hombre más feliz del mundo» gritaba exultante. Su hermana Jacoba, que ya tiene 95 años, y sus hijas Antonia y Milagros viven en la misma calle. Todas recuerdan que hace un par de años «Marchena» aún paseaba por las calles del pueblo, y que decía que cuando no pudiera subir más las escaleras, se moriría. Sin embargo eso aún no ha pasado, y «Marchena» sigue llevando su vida sencilla en el pequeño pueblo de Bienvenida. Como explica su hija Milagros, nunca ha fumado y siempre ha mantenido una alimentación equilibrada, consistente en las comidas de «los pueblos, las cosas de matanza y del campo».
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2016 12 15, 3:17 |
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Bona
Administrador
Registrado: 2011 10 29, 7:44 Mensajes: 44689
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 Re: Un veretano de Récord Guinness
Muere a los 113 años Francisco Núñez, el hombre más longevo del mundo.
Nació en 1904 en Bienvenida, una localidad al sur de Badajoz, donde anoche falleció. Era el veterano de guerra con mayor edad de la historia de España, ya que combatió en la Guerra del Rif https://www.lavozdegalicia.es/noticia/s ... 241408.htm
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2018 02 01, 7:04 |
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miguel 3-93
Registrado: 2014 07 26, 3:58 Mensajes: 510
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 Re: Un veretano de Récord Guinness
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2018 02 01, 11:42 |
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Bona
Administrador
Registrado: 2011 10 29, 7:44 Mensajes: 44689
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 Re: Un veretano de Récord Guinness
27 de Mayo de 2021
El último soldado de reemplazo que sigue haciendo la mili
Juan Manuel Igualada sufrió un accidente durante unas maniobras militares hace 27 años, los mismos que lleva en estado vegetativo en el Gómez Ulla. Su madre, Milagros, cuida de su hijo a diario desde entonces.

La imagen marinera de Juan Manuel Igualada Durán parece perpetuarse en una fatídica jornada acaecida en medio de sus florecientes 19 años, cuando cumplía el servicio militar en la Armada. Estaba entonces destinado en Ferrol, lejos de su Cuenca natal, y fue comisionado para realizar unas maniobras militares a la Comunidad de Madrid. El vehículo donde era transportado sufrió un accidente y el cuerpo del joven soldado, a consecuencia de ese nefasto percance, quedó atrapado en un preciso momento. Le llevaron enseguida al Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla y aquí sigue, 27 años después.
Fue en este hospital donde le descubrieron unas lesiones cerebrales lo suficientemente serias para diagnosticar que se encontraba en estado vegetativo persistente (EVP), expresión científica más o menos afortunada que, desde 1972, se refiere a pacientes que mantienen sus funciones cardiovasculares, respiratorias, renales, termorreguladoras y endocrinas, así como la alternancia sueño-vigilia, pero que no muestran ningún tipo de contacto con el medio externo y ninguna actividad voluntaria. Los profesionales del hospital tratan a Juanma con especial cuidado, simpatía y cariño, pero hay una persona que emerge sobre todas las demás y es muy probable que, gracias a ella, se mantenga con vida tras tantos años postrado.
Milagros Durán López tiene cuatro hijos –Juanma es el pequeño–, y es él quien acapara sus cuitas. Antes la madre trabajaba en casa de Antonio Saura. Le gusta recordar aquella época y cómo pasaban por la casa del pintor toda clase de artistas, a cada cual más relevante, pero cuando aconteció el accidente no dudó ni un instante en abandonar su trabajo, dejar su vida en Cuenca y venir a Madrid para convertirse en la más ferviente cuidadora de su hijo y prodigarse por entero a él en cuerpo y alma.
En Madrid Milagros no tiene casa, le basta y le sobra con morar en la habitación hospitalaria de Juanma. Paulatinamente ese cuarto de hospital ha ido convirtiéndose en un santuario lleno de estampas de santos y de imágenes de advocaciones de la Virgen, alrededor de la cama del hijo enfermo. No falta la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, por ser la patrona de la sanidad militar, ni la de Nuestra Señora de Guadalupe, por detalle con este servidor.
Realmente es la presencia de ese cuerpo inerme, debajo de la cruz, la que llena la estancia. Su madre desliza la cama de cuando en cuando para atrapar los rayos de sol que entran por la ventana; la menuda mujer acciona el lecho articulado en función de lo que necesita su hijo. De esa manera, Juanma parece colaborar cuando la madre lo lava, lo afeita, lo unta con cremas, lo llena de colonia, todo sin parar de hablarle, en un coloquio consigo misma. En ocasiones, la familia reemplaza en sus quehaceres a Milagros, muy a su pesar; entonces son sus otros hijos los que cuidan, también con extremada solicitud, del hermano. El caso es que nunca esté sin la familia. Cuando la matriarca no está, la puerta del cuarto está cerrada; me doy cuenta porque Milagros mantiene la puerta abierta, como si sacrificase la intimidad por el orgullo de que se sepa que allí está su hijo y que ella es su madre.
Los ojos de Juanma van de un lugar a otro, incontrolados; también espontáneamente se le escapan movimientos sin significado y mastica sin masticar nada, rechina lo dientes sin saberlo, o gime, medio sonríe, lanza suspiros, inspira, se le saltan las lágrimas… sin saber lo que está haciendo. Es Milagros la que lo interpreta y me cuenta lo que significa, por mucho que en el fondo, ella lo sabe, dude de tener esa facultad que se arroga, motivada más por el cariño que por la certeza. Descubro su secreto cuando me pide con la mirada que le dé la razón o una respuesta a tanta confusión.
Una vez llevé conmigo al arzobispo castrense para que visitara a Juanma. No fue la única ocasión en que Juan del Río lo hiciera, porque enseguida lo tomó por costumbre y, cuando acudía al hospital, procuraba no faltar a esa cita. Me acuerdo perfectamente de ese primer día en el cual el prelado se encontró con Juanma, y no es para menos, porque Milagros me recuerda, una y otra vez, cómo «sin miramiento alguno, pero sí con mucho sentimiento, le besó los pies a su hijo». La madre se quedó sobre todo con ese gesto, «porque ningún cura había llegado a tanto». Hace unos meses vino por última vez el arzobispo al hospital y no pudo acudir a la cita al ser diagnosticado de COVID-19. A los pocos días el Señor se lo llevó. Milagros lo sintió profundamente.
No dejo de preguntarme cuando estoy delante de Juanma sobre las mismas preguntas que Milagros se hace a cada rato: ¿cuáles son los sentimientos de su hijo?, ¿será consciente de dónde está y de lo que le ha ocurrido?
El murmullo que le dedica constantemente su madre se empeña en recrear de nuevo el pasado de Juanma: su niñez, su juventud hasta que devino la tragedia… y lo hace para que no lo olvide, para que sepa quién es; también le cuenta dónde está y las noticias que le llegan del tiempo presente. Pero, ¿servirá de algo? Yo creo, o lo creo porque me gustaría creerlo, que Juanma tiene que notar al menos esa abnegada y dulce presencia materna, quizá también la cercanía de sus hermanos y los cuidados permanentes que le ofrece el personal del hospital.
Milagros, ante tantas cuestiones sin respuesta, pone su confianza en el Señor de la vida, pidiéndole ahora no tanto que sane a su hijo, sino que «se lo conserve». En estos tiempos convulsos en los cuales se debate sobre el final de la vida, merece la pena conocer el testimonio de «un joven de casi 48 años», Juan Manuel Igualada Durán, paciente ingresado en este hospital hace más de 27 que, para ser preciso, son los mismos años que como soldado de reemplazo lleva sirviendo en la Armada. https://alfayomega.es/el-ultimo-soldado ... Y6BWLPBSFI
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2021 05 28, 12:08 |
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