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El sitio de Dar Quebdani.... 
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El combate de Abarrán es uno de los episodios militares englobados en la Guerra de Marruecos durante el 30 de mayo de 1921 y el 1 de junio del mismo año.
En él, un destacamento español situado en Monte Abarrán fue atacado por una fuerza de cabileños del Rif, donde murieron o desaparecieron 24 españoles,
59 heridos españoles y hubo tan solo 1 prisionero.

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Antecedentes. Importancia de Dar Uberrán

El Comandante General, el general Manuel Fernández Silvestre había ideado, a inicios de 1921, un plan de campaña para tomar Alhucemas, llave al corazón de la República del Rif, por tierra a través del avance del frente. Dicho avance consistía en ganar el apoyo de las cabilas por donde pasaría el frente español, consiguiendo así ganarse un aliado y que Abd el-Krim perdiera por tanto el apoyo de las cabilas rifeñas. Ganado la confianza, el Ejército español pasaría por las tierras de las cabilas rifeñas con sumo cuidado de no molestar a los rifeños. Podemos hablar así de una ofensiva política que se basaba en la diplomacia, midiéndose las fuerzas.

Sin embargo, las cabilas podían jugar a dos bandas. Para los españoles vencer en Alhucemas era crucial, no solo estratégicamente, pues estando Alhucemas en manos españolas, la caída de la república rifeña sería casi inminente, con una segunda línea fortificada y con el suministro de agua, tan carente en esos lares, permanentes. Si por el contrario fracasaban, los españoles tendrían que vérselas con todas las cabilas rifeñas en una retirada desastrosa ,donde las gentes del desierto, bien preparados en su clima y siendo un pueblo belicoso, podrían acabar con los soldados españoles, mal entrenados y muchos novatos, rápidamente.

En esos días el frente se alarga a lo largo de la orilla izquierda del río Amekrán, con una extensión aproximada de unos 55 Km, desde la posición costera de Sidi Dris, hasta el Zoco de Telata, con un recuadro de poder español en unos 5037 km2. Las siguientes cabilas habían sido ocupadas: Mazuza, Beni-Sicar, Beni-bu-Gafar, Beni-bu-ifrur, Beni Sudel, Quebdana, Beni-bu-yahi, Metalza, Beni Tussin, Beni Ulixex, Temsamán, Tafersit y Beni Said. De estas cabilas debremos saber tres, las más cercanas a los hechos acaecidos en Abarrán: Temsamán (N y O de la línea), Beni Tussin (S de lalínea), Beni Said (al interior de la línea). Guarnecen esta línea 20 000 soldados españoles de los cuales 4000 eran soldados indígenas, divididas en cuatro circunscripciones, de Sur a Norte:

Circunscripción del Zoco de Telata: regimiento de África nº 68.
Circunscripción de Dar Quebdani: regimiento de Melilla nº 59.
Circunscripción de Dar Drius: regimiento de San Fernando.
Circunscripción de Annual: regimiento de Ceriñola.

Cada uno de estos regimientos estaba formado por unos 3000 hombres. Los demás soldados españoles están dispersos en posiciones interiores en las cabilas ocupadas, en pequeñísimas guarniciones. Otros están retenidos, en espera de órdenes en Melilla.

En mayo de 1921 el centro de operaciones está establecido en la explanada de Annual, bien guardada por tres colinas.

Uno de los objetivos primordiales es conseguir una posición en la otra margen del río Amekrán, una cabila que se había conseguido pacificar estando del lado de los españoles a costa de muchos esfuerzos, sin embargo las relaciones no son del todo estables. Aunque la posición de Sidi Dris, una posición costera, ya estaba más allá del río, era insuficiente, pues era frecuentemente atacada por pequeñas partidas de cabileños. El punto designado para crear la posición es una colina llamada Dar Uberrán por los rifeños y Abarrán por los españoles.

La llegada de una harca enemiga en tierras de Temsamán produce que la cabila pida apoyo a los españoles, dando estos un sí. Abarrán es por tanto un punto de inflexión entre los dos bandos. Se produciría el combate en la colina, donde el destacamento allí enviado sería absorbido por los rifeños, (eso sí, luchando valientemente los españoles), sin embargo la posición sucumbiría ante el arrollador ataque de los rifeños. En Abarrán se daría la ya dudosa lealtad de las tropas moras: la Policía Indígena y los Regulares, además de los aliados de las cabilas. Con la derrota de Abarrán, se produce así el tan famoso Desastre de Annual, que provocaría la muerte de entre unos 10 000 a 20 000 soldados españoles en apenas un mes.

Descripción de la colina de Dar Uberrán

Abarrán es una colina situada en la margen izquierda del río Amekrán, en la confluencia del riachuelo de Brajis con este último, situada en tierra de Temsamán. Su distancia al centro de operaciones, Annual, es de unos 9 km, sin embargo debido a la carretera que los comunicaba la distancia es de unos 15 km. Con estos dos datos podemos hacernos a la idea de lo tortuosa que era la carretera. Esta carretera, además era tan estrecha que hubo que hacer que la columna marchase en filas de a uno, lo que produjo un alargamiento considerable de la columna, para hacernos a la idea: se sabe que la vanguardia de la columna llegó hacia las 5:30 de la mañana y no sería hasta las 8:00 cuando llegaría la retaguardia.

La colina tiene una altura de 525 m, a 60 m de altitud respecto al río; un suelo efectivo de un cuadrilátero aproximado de 65×12 m, con forma de bota de vino y domina una gran extensión del territorio de Temsamán. Es un territorio yermo, sin una aguada cercana (la más cercana es el propio río Amekrán, a unos 2 km de camino), sin piedras, circunstancia por lo cual no ayudaría más tarde en la construcción del parapeto, sólo tierra movida y arena. Las faldas de la colina están plagadas de algunas jaras y otras malezas y arbustos, que ayudarían en el ataque a los rifeños al acercarse al perímetro parapetado. A cada una de las faldas la llamaremos parapeto o frente:

Parapeto N y Oeste: inclinación media y matojos.
Parapeto E: pendiente muy suave, finaliza en llano.
Parapeto S: fuerte pendiente, muchos matojos.
Hacia el Norte de la posición hay una colina que la domina y hacia el Oeste de Abarrán hay una loma con los frentes muy abiertos o extendidos.

Preparativos para la toma de Abarrán

Hacia finales de mayo de 1921 llegan a Annual noticias, comunicadas por el faquir de Temsamán (Mohamed Ukarach) acerca del avistamiento de un harca enemiga de la cabila de los Beni Urriaguel de, estima este faquir, unos 3000 hombres tanto a pie como a caballo, mandados por el cabileño Sil Abo el-Jatabi. El faquir dice que el enemigo se ha incautado de ganado y que se aproxima a Annual. Temeroso de que los Beni Urriaguel tomen represalias por colaborar con los españoles deciden pedir ayuda a estos últimos. Sabiendo que si el harca enemiga pasa la colina de Abarrán, los Temsamán no tendrían ninguna opción, aconsejan a los jefes del Ejército español que la tomen para frenarlos. Además diseña un plan consistente en tres columnas móviles que en un efecto tenaza consiguiera dispersar a los Beni Urriaguel en la colina. Sin embargo tan solo fue una columna. También asegura darles una ayuda sustancial de hombres cuando los españoles cruzasen el río Amekrán.

Mientras tanto llega a Annual el comandante Villar, jefe del kert de la Policía Indígena, y solicita instrucciones y elementos para llevar a cabo la empresa al Teniente Coronel Dávila, jefe de la Sección de Campaña.

29 de mayo: el comandante Villar vuelve a solicitar instrucciones y hombres, esta vez, al Comandante General, el general Manuel Fernández Silvestre, en un telegrama a Melilla.

31 de mayo: Silvestre envía un telegrama a Annual permitiendo la acción, dando al comandante Villar plenos derechos para solicitarlo sin ningún tipo de reprobación. Se envía un telegrama al Alto Comisario, el Gral. Berenguer, para informarle de la acción. La contestación de este mensaje llegaría el 2 de junio, dándose por enterado, pero para entonces ya sería muy tarde. Se le dan al Comandante los elementos y se preparan los preparativos por la tarde.


2016 01 15, 2:20
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La columna de Abarrán

La columna sería gobernada por el comandante Villar y constaría de 1461 hombres y 485 cabezas de ganado, una columna que, como se afirma en el Expediente Picasso, era muy grande para ser gobernada por un comandante y muy pequeña para enfrentarse a tal número de enemigos. La columna consistiría en:

Vanguardia
5ª, 10ª y 11ª de policía indígena (aprox.150 hombres).

Cuerpo principal
2 secciones de fusiles de Regulares.
2 compañías de ametralladoras de Ceriñola.
2ª y 5ª compañía de ingenieros o zapadores.
Batería de montaña (4 piezas de 75mm, 28 hombres).
Estación óptica (heliógrafo, 3 hombres).
Ambulancia.
1 compañía de Intendencia.Mulos de Ceriñola (munición, agua, víveres y sacos terreros).

Retaguardia
1 sección de fusiles de Regulares.
1 compañía de fusiles de Regulares.
1 escuadrón de caballería de Regulares.

El hecho...Viaje
Uno de los objetivos primordiales al tomar Abarrán es que la operación debía ser sorpresa, sin que los rifeños se enterasen, sin embargo, así no fue, hacia las 23:00 de la noche se podían divisar desde Annual las hogueras encendidas de los rifeños dando la voz de alarma en las cercanías de la colina de Abarrán, sin duda, la tarde del 31 de mayo los habían estado vigilando. Aun esto el Alto Mando no cancela la operación.

A la 1:00 de la madrugada, ya 1 de junio, la vanguardia sale de Annual y siguen la ruta de 15 km que separa Annual de la colina, tras haber cruzado el río Amekrán una pequeña harca de aliados de Temsamán se les une. Estos se habían comprometido a ayudar a los españoles en la toma y defensa de la posición.

Primeros detalles
A las 5:30 de la madrugada llega la vanguardia a la colina sin haber tenido oposición alguna. En estos instantes iniciales el comandante Villar, acompañado por el caíd Hach Haddur Boaxa hacen un reconocimiento por la colina para organizar la fortificación de la colina. El caíd le presenta al comandante los inconvenientes de la colina:

Tierra movida, sin rocas para ayudar en la fortificación.
Los sacos terreros que llevan los mulos de Ceriñola o bien están desfondados o bien podridos, con lo que habría que desecharlos.
No hay aguada cercana, por lo que la posición no podría resistir los ataques durante mucho tiempo.
La posibilidad de quedar cercados haría imposible que se pudiera enviar ayuda eficaz desde Annual.
Cuando hay más luz se empiezan a ver pequeños grupos de Beni Urriaguel merodeando por las colinas cercanas a Abarrán. Sin embargo, están en actitud expectante. El caíd aconseja la retirada inmediata de la colina ante el peligro de ser atacados o cercados. Sin embargo el comandante Villar no oye sus explicaciones.

Fortificaciones
A las 6:00 de la madrugada llegan las dos compañías de ingenieros y se empieza a fortificar el perímetro de la colina según les va indicando el comandante.

Las fortificaciones consisten en la construcción de unos parapetos con alambrada:

Se levanta un firme de arena de unos 25-30cm que funcionarían como base para el parapeto
Encima del firme se colocan los sacos terreros llegando a tener una altura máxima de 1m -1.30 m altura total.
Distante a 30m de este parapeto se colocaba una fila doble de alambrada, clavando piquetas muy distantes entre sí.
Sin embargo no en todas partes hubo las mismas fortificaciones:

Parapeto Norte y Este: fortificaciones antes descritas.
Parapeto Oeste: a pesar de ser el lado por donde se suponía iban a penetrar los rifeños, solo se colocó apenas dos o tres hileras de sacos terreros, dando una elevación muy baja. Sí que se puso doble fila de alambrada. En este parapeto se colocó la artillería, con lo que se puede suponer que la artillería quedaba casi inoperante.
Parapeto Sur: al tener una inclinación tan pronunciada y con matorrales de una altura de 1m el comandante Villar no creyó necesario pone allí ninguna fortificación, pensando que ya era una fortificación natural. Aun todo sí se elevó el firme de tierra. Sin alambrada.
8:00-10:00. Estancias
A las 8:00 llegan las unidades de la retaguardia.

A las 9:00 llega a Annual el Comandante General, Gral. Fernández Silvestre. Este se comunica con el comandante Villar por heliógrafo y le comunica su enhorabuena por la operación y su imposibilidad de llegar a la posición para visitarle y darle las gracias en persona. El comandante Villar informa a Annual del avistamiento del enemigo cerca de la colina, pide instrucciones y a su vez la retirada de la fuerza dejando un destacamento de hombres que defendiesen la posición. El Comandante General le responde que actúe como él crea conveniente.

A las 10:00 de la mañana se termina de fortificar la colina y el comandante Villar da suministros a los aliados de Temsamán y llama a los oficiales a que se presenten ante él para designar que tropas se dejarían en la posición y cuáles deberían volver a Annual. Se hacen los preparativos para la marcha y para el abastecimiento de los elementos que se quedarían en Abarrán: municiones, víveres y material sanitario.

Composición de la guarnición-avituallamiento
La composición de la guarnición contaría aproximadamente de unos 250 hombres de los cuales 200 eran nativos y, por tanto, su lealtad, aun sirviendo al Ejército español, era más que dudosa. Aun así la probabilidad de que 250 hombres resistieran repetidamente a una fuerza de 3000 enemigos, diestros en el combate, eran mínimas. Aunque no se tomase en cuenta la guarnición, la harca de los “aliados” de Temsamán también se quedó, pero, como demostrarían en el combate, no ayudaron en nada, aun más, ayudaron a que los españoles hubieran de luchar contra un número muy superior de enemigos.

La composición de la guarnición era :

1 Batería de campaña, formada por 4 piezas de 75mm y 28 artilleros, todos ellos de procedencia española.
2ª compañía del primer tabor de Regulares, ¿quizás 100 hombres?
13ª ava de policía indígena, ¿100 hombres?
Estación óptica, 3 hombres.
Harca de Temsamán, sin detalles.
El repuesto de la guarnición era:

40 cajas de munición para Máuser .
4 cajas de cartuchos Remington.
20 cargas de artillería. Se ha de saber que a cada pieza se le daban 5 cargas y que cada carga contenía 18 disparos, por tanto: 4 piezas de artillería • 5 cargas• 18 disparos= 360 disparos en total.
Material sanitario.
13 tiendas cónicas.
8 cargas de víveres.

El repuesto de la guarnición era efectivo en apenas una semana, ahorrando en demasía el material, sin embargo no se dejó a la guarnición agua, tan solo el de sus cantimploras, con lo que se disminuía la posibilidad de resistir en 2 o 3 días, 4 a lo sumo. La ayuda del exterior era casi imposible, pues ya se preveía que los rifeños, antes que hacer un ataque en masa a un punto de la colina, la cercarían, aislando a los españoles de todo socorro exterior.

Por tanto, los soldados de la guarnición, para conseguir agua, deberían romper el cerco, lo que era tarea, si no ardua, imposible, pues mientras un grupo intentaba salir de los parapetos, los que se quedaban en la colina deberían sofocar un nuevo asalto, y en consecuencia la pérdida o de la colina o de muchos hombres. Si por el contrario la ayuda venía del exterior, la tarea de transportar el avituallamiento a la colina sería tarea peligrosa, pues la columna de avituallamiento debería cruzar zonas de fuego cruzado, y como el transporte se debía a mulos o carros el fracaso era casi seguro.

11:00- ataque a la colina
Hacia las 11:00 la columna que vuelve a Annual sale de forma no muy organizada, deprisa y según testigos, casi corriendo.

A las 11:30 los últimos elementos salen de la colina y minutos más tarde la columna escuchó desde la colina ráfagas de ametralladoras .

Ataque a la colina
Los rifeños tenían pensado atacar cuando el Gral. Fernández Silvestre visitase la posición, con el único fin de matar al jefe de los españoles, sin embargo al ver que no aparece el Comandante General en la posición y que una pequeña columna sale de ella los rifeños atacan la posición cuando ven que esta columnita está más lejana.

La señal para dar inicio al combate es una ráfaga de ametralladora. Los aliados de Temsamán, situados fuera del parapeto, empiezan a disparar con nefasta puntería , vuelven unos y parlamentan con el capitán Huelva, pidiendo o cobijo en la posición o munición. Huelva decide darles cien cartuchos a todos los aliados, pero pronto estos se ven arrollados ante el avance incontenible de los rifeños que cargan contra ellos, mientras el heliógrafo no para de enviar mensajes: “Nos atacan por todos lados…imposible sostener la posición”. Ante la superioridad de los rifeños los de Temsamán deciden volverse y disparar a los españoles, que atrincherados empiezan a disparar sin cesar contra un enemigo cada vez más numeroso. La artillería dispara a espoleta a cero, es decir, mínima inclinación y pronto termina por acabar toda su munición. Al poco de esta situación los Policías indígenas y algunos Regulares pierden la esperanza y temen por sus vidas. El capitán Huelva de la Policía Indígena da muestras de ánimo y heroicidad a sus hombres, pero entonces un grupo de la Policía Indígena le dispara a bocajarro en la cabeza, dándole una muerte instantánea. Algunos de los Policías salen del parapeto y empiezan a disparar a bocajarro contra los españoles y fieles a pesar de seguir siendo disparado por los rifeños. Mientras el alférez Luis Fernández Martínez cae muerto al intentar dar la nueva de la muerte del capitán Huelva a Salafranca, que es herido en ese momento en el brazo. El capitán Salafranca de Regulares toma el mando. Los españoles, algunos pocos policías y un grupo de Regulares, bien organizados por Salafranca, siguen disparando contra los moros que saltan del parapeto a millares. Salafranca, recibe un balazo en el vientre y no se deja curar por el practicante, pronto tiene las tripas fuera de su cuerpo, ordena a los hombres hacer una carga a bayoneta sobre la artillería que está siendo atacada cuerpo a cuerpo, en esta acción el capitán Salafranca vuelve a recibir otro balazo en el pecho, pide a sus hombres papel y lápiz para escribir por última vez a sus familiares y al teniente Diego Flomesta Moya y después da orden de evacuar la posición como se pueda. El teniente de Artillería Flomesta inutiliza tres de los cuatro cañones hasta estar muy herido y no poder ponerse en pie para inutilizar el último cañón. El capitán Juan Salafranca Barrio moriría más tarde al ser abatido en la posición mientras dirigía la huida. Ya no queda ningún oficial al mando pues los señores Reyes y camino ya habían caído. Los hombres salen disparando a bocajarro a todos los moros que se encuentran por su camino. El caíd de la policía Haid, tras gastar todas las municiones usa el último cartucho para pegarse un tiro en la sien. Los últimos supervivientes salen huyendo de la posición en dirección a Annual o Sidi Dris, cayendo algunos desde los barrancos hasta el río Uad-el-Kebir (Amekrán).

El combate dura tres horas y media, tras las cuales se sabe que murieron 24 españoles, los indígenas sin determinar, sobrevivieron 59 hombres (otros 24 españoles y 35 nativos), todos los españoles heridos, ninguno ileso y alguno hasta con cinco tiros en el cuerpo. Se cree que hubo 76 desertores, todos moros y un prisionero, el teniente Flomesta .


2016 01 15, 2:29
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LA MATANZA DE LA COLUMNA DE QUEBDANI (22 - 25 de julio)

Tras dos días de estar asediado en Quebdani con unos 1000 hombres a sus órdenes, el coronel Silverio Araujo Torres rindió su fuerza sin disparar un solo tiro al jefe de la cábila de Beni Said. Una vez los soldados españoles fuera de la posición y desarmados, los moros se echasron sobre ellos asesinándolos.

La circunscripción de Kandussi estaba formada por el territorio de la cábila de Beni-Said, amiga de España. Estaba cruzada por el río Kert y asignada al regimiento de Infantería “Melilla” núm. 59.

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Este regimiento tenía unos 700 hombres formando la columna móvil de Kandussi, a los que se añadía la 6ª Batería de Montaña del Rgto. Mixto de Artillería, y otros aproximadamente 900 hombres desplegados en 16 posiciones a ambos lados del río Kert.

La cabecera de la circunscripción era Kandussi, posición central a la izquieda del rio Kert tras el avance; las posiciones de la derecha del Kert, que en su momento habían formado la línea del frente y línea de partida del avance del general Silvestre, se encontraban bastante desguarnecidas.

19 de julio

El 19 de julio, tercer día del asedio de Igueriben el general Silvestre concibió la idea de ocupar una nueva posición en la costa. Para ello ordenó al coronel Silverio Araujo Torres, jefe del regimiento de “Melilla”, que abandonase la plaza y tomase el mando de parte de la columna móvil en Kandussi el 21 de julio, para trasladarse a la posición de Quebdani y realizar la ocupación. Pero los acontecimientos de Annual darían al traste con los propósitos del general.

22 de julio

A las 00:30 horas del 22 de julio el coronel Araujo llegó a Kandussi, donde recibió la orden de trasladarse con toda la columna móvil a Quebdani y esperar nuevas órdenes para trasladarse a Afrau. A las 05:00 horas la columna móvil llegó a Quebdani, el coronel Araujo recibió la contraorden de permanecer en la posición; por lo tanto la columna vivaqueó entre el parapeto y la alambraba, pues no la posición no había sitio para tanta gente.

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Coronel don Silverio Araujo Torres, jefe del Regimiento de Infantería "Melilla" núm. 59.
Por la tarde el coronel recibió la noticia de la caída de Annual y la retirada de las fuerzas españolas hacia Dar Dríus de boca de dos oficiales de Policía Indígena. Poco después se presentó Kaddur Namar, quien aconsejó al coronel Araujo que se marchasen ese mismo día, pues al día siguiente sería demasiado tarde.

Visto el estado de abandono de la posición, que había sido reparada hasta la caída de Abarrán un mes y medio antes en que se cerró el parapeto y se rodeó de alambrada, que no tenía espacio para albergar a toda la columna en su interior, que carecía de depósitos de agua, sin víveres ni munición extraordinarios para atender a la columna, el coronel mandó un convoy de regreso a Kandussi, situada a 14 kilómetros, para que trajese cuanto pudiese transportar de víveres y municiones.

A las 21:00 horas salió el convoy de aprovisionamiento al mando del comandante Sanz Gracia, regresando al amanecer del día siguiente cumplida la misión sin tropiezo con el enemigo y sin novedad.

Este día, por la tarde, aún se pudo hacer la aguada, cuyo puesto estaba a un kilómetro de la posición, y donde el coronel Aguado había enviado la 6ª Compañía, 3º Batallón, Rgto. “Melilla”, de 106 soldados a las órdenes del capitán Enrique Amador Asín, para defender el puesto de la aguada.

Simultáneamente, el coronel propuso al general Navarro por teléfono la retirada de la fuerza a la línea del Kert, por estar la columna móvil descentrada, en medio del territorio de Beni-Said de dudosa lealtad, estar demasiado lejos de las posiciones de la circunscripción, ser éstas demasiado débiles y necesitar refuerzo para su defensa. La respuesta de Dar Drius fue ambigua y al coronel Araujo le faltó resolución para ejecutar su propuesta, puesto que la respuesta había sido: “si el movimiento era con finalidad militar, que se hiciera; pero que si obedecía a petición de la cabila, que no”. Esta ambigua respuesta iba en contra de la intención de Alto Comisario, cuyas primeras instrucciones al general Navarro iban en la línea de replegarse y hacerse fuertes en la línea del Kert.

Llamado de nuevo el jefe Kaddur Namar y preguntado sobre su lealtad hacia España, contestó que lo haría si el coronel recibía refuerzos con los que resistir el ataque de la harka levantada; en caso contrario, que tendría que levantar su cábila y sumarla a la harka enemiga.

23 de julio

Entre las 07:00 y 08:00 horas del 23 de julio llegaron a Dar Dríus dos oficiales de parte del coronel Araujo para exponer de nuevo la propuesta al general Navarro; este no solo aprobó la propuesta sino que la elogió, autorizando con ello el repliegue de la columna a Kandussi y el repliegue de las posiciones de Beni-Said a las posiciones de la línea del Kert. En consecuencia, el coronel Araujo ordenó a las posiciones que realizasen el repliegue a las 14:00 horas de ese mismo día.

Una hora después de dar la orden, el coronel recibió una llamada telefónica del general Navarro, quien le dijo que el capitán Gerardo González-Longoria Aedo, jefe de la 11ª mía de la Policía Indígena, le había hecho dudar de la lealtad de las cábilas y que éstas se levantarían si los españoles abandonaban las posiciones, y le pidió al coronel que examinase con el capitán otra propuesta.

El coronel se juntó con el capitán e identificaron otra línea de posiciones donde replegarse; al no encontrar el coronel razonable la propuesta del capitán llamó al general, pero no pudo hablar con el por estar ya cortadas las líneas telefónicas. En vista de ello la resolución del coronel fue dar contraorden a las posiciones para que permanecieran en las mismas.

La situación en el territorio comenzó a ser preocupante. Algunas posiciones, que ya habían efectuado el repliegue, Sidi Abdalah y Dar Buzian, fueron atacadas nada más salir; llegaron del ataque a los convoyes de la posición de Busada y del propio Quebdani; la posición de Tisingart ya había caído y estaba ardiendo. Por el territorio comenzaron a verse grupos de moros armados deambulando por el campo.

A las 17:00 horas se sacó el convoy de la aguada, como era rutina todos los días; pero el enemigo se apostó en unas lomas cercanas desde las que batía eficazmente el puesto de la aguada, con lo que el convoy no pudo llegar; esa noche se racionó el agua.

Durante aquella noche el enemigo hostigó la posición, sin que se le contestase desde ésta.

24 de julio

A las 07:00 horas del 24 de julio se intentó de nuevo hacer la aguada, sin conseguir de nuevo llegar al pozo y sufrir varias bajas. Las bajas fueron la muerte del alférez Ruiz y un soldado herido, lo que, según el general Picasso, “da la medida del empeño puesto en el intento”.

Ante lo apurado de la posición el coronel Araujo trató de negociar con el jefe Kaddur Namar. Éste no se presentó en la posición, sino dos de sus lugartenientes. El trato consistió en permitir la aguada esa misma tarde o al día siguiente, cesar las hostilidades nocturnas dejar salir la columna de la posición en dirección al rio Kert. A cambio, el coronel les ofreció 1000 pesetas, de las que se llevaron 500 pesetas en concepto de anticipo. Ni que decir tiene que los moros no cumplieron su parte del trato: no hubo más aguadas y el hostigamiento nocturno continuó.

Por la tarde de ese día se presentaron delante de la posición un grupo de unos 40 soldados con bandera blanca y se identificaron a toque de corneta con la contraseña del regimiento; entraron el teniente que los mandaba y los dos soldados que le acompañaban, que dijeron ser los únicos supervivientes de los 120 hombres de las posiciones de Tizi Inoren y Dar Buzian. El teniente y sus dos acompañantes quedaron en la posición, pero los moros se llevaron al resto de los soldados, sin que se sepa lo ocurrido con ellos.

Por lo demás, desde Quebdani seguían viéndose arder las posiciones de la demarcación y llegando noticias por heliógrafo del ataque a las mismas.

25 de julio

Por la mañana del 25 de julio unos emisarios de Kaddur Namar se presentaron en la posición proponiendo de nuevo la rendición y entrega del armamento a cambio de la salida de la guarnición hacia el Kert.

El coronel reunió a todos los oficiales en consejo y les propuso tres opciones: resistir y defenderse hasta morir; abrirse paso para romper el cerco, lo cual supondría muchas bajas; o rendirse bajo las condiciones propuestas. El tono del coronel rechazaba claramente la tercera opción; sin embargo, un oficial “no identificado” dijo que la tercera opción era la más aceptable, a lo cual el coronel le quitó la palabra bruscamente, suspendió la junta y dispuso que todos le dieran su opinión por escrito. Reanudada la junta y hecho el escrutinio, resultó que dos tercios de los oficiales optaban por la rendición. El coronel anunció “que ya sabía la resolución que a su deber incumbía”.

Mientras tanto, y aprovechando la tregua y la llamada que hizo el coronel para que viniese el jefe Kaddur Namar, los moros fueron poco a poco acercándose y rodeando la posición. Al deponer el armamento y comenzar la tropa a salir del parapeto, los moros irrumpieron en tropel en la posición haciendo fuego y matando a los desprevenidos soldados, quienes buscaron desesperadamente la salvación en la huida.

Defensa del puesto de la aguada

En un cobertizo junto a la casa de oficiales quedaron los jefes, un grupo de oficiales y alguna tropa. Conviniendo que no podían hacer nada, salieron al exterior, donde el jefe Kaddur Namar les recogió y les llevó a su casa. Su intención era llevarles a Melilla para canjearlos por algunos prisioneros; pero se presentó Abd el-Krim y se llevó a los prisioneros a Axdir, junto al resto de prisioneros tomados en el desastre de Annual.

Debe mencionarse y divulgarse la defensa que hizo el capitán Amador del puesto de la aguada de Quebdani. La compañía quedó rodeada y sitiada la noche del 23 al 24 de julio, cuando el capitán optó por refugiarse en la casa edificada junto al pozo, que acabó de fortificar, aspillerando el muro y levantando un pequeño parapeto en la azotea.

El día 24 de julio el capitán envió un cabo a la posición con doce voluntarios para recoger pan y cantimploras con agua. Lograron llegar con tan solo un herido, pero no pudieron regresar a la compañía del intenso fuego al que les sometía el enemigo. Además, el capitán pidió que los cañones de la posición hiciesen fuego sobre las casas cercanas que rodeaban el pozo, para desalojar de ellas a los moros que les atacaban desde ellas. Así lo hicieron desde Quebdani, pero la noche siguiente los moros volvieron a ocuparlas.

El 25 de julio por la mañana volvieron a rechazar un ataque por la parte norte; seguidamente otro grupo se acercó a la casa por la parte sur en buen orden de combate; uno de los moros, con uniforme de tropas Regulares, se acercó y pretendió entrar en la posición de orden del coronel, a lo cual contestó el capitán Amador que solo entregaría la posición ante una orden por escrito del coronel. El fuego se reanudó y el ataque se generalizó causando varias bajas en la compañía. Al cesar el fuego y pretender volver a parlamentar con el capitán, este se puso en contacto telegráfico con el coronel informándole de su estado y situación; desde la posición se le contestó que estuviese atento a lo que hiciese la posición, que sería la retirada hacia Kandussi o hacia Melilla.

Tras este mensaje recibieron otro ordenando la rendición. El capitán formó la compañía para efectuarla, pero puso como precaución unos 40 soldados apostados en la azotea. En ese momento fueron testigos de la matanza desencadenada en Quebdani, por lo que el capitán se aprestó de nuevo a la defensa.

Ante la nueva petición de rendición de los moros, el capitán contestó que no se rendía. El fuego se reanudó y los moros, crecidos en número, lograron tirar el parapeto que cubría la puerta. Llegado este momento, el capitán ordenó calar bayonetas y cargar contra el enemigo. Éste, parapetado en las ruinas de las casas vecinas, fusiló a placer la compañía. Murió el capitán Amador, y con él la mayor parte de la compañía. El teniente Felipe Casinello López cayó herido sin sentido en tierra y fue dado por muerto por los moros. Al atardecer se recuperó y vió horrorizado el suelo sembrado de cadáveres y los estragos hechos por los moros en los cuerpos de los españoles. Comenzó a andar en dirección a Melilla y tras vagar cuatro días errando y caminado de noche y sorteando mil peligro, llegó a la Mar Chica y fue recogido por unos legionarios el 29 de julio.


2016 01 15, 2:32
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Mensaje sin leer Re: El sitio de Dar Quebdani....

EL SUPERVIVIENTE TOSIRIANO DE LA MASACRE DE DAR QUEB DANI

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Miguel Cañada Moreno

LA TRAICIÓN DE LOS OFICIALES

Nació en Torredonjimeno y se llamaba Miguel Cañada Moreno. Allá por el tórrido mes de agosto de 1919 había sido reclutado y fue enviado a África, donde se libraba una crudelísima guerra contra el Moro. Este tosiriano fue uno de los pocos españoles supervivientes que pudieron contar el episodio de la matanza de Dar Queb Dani, sin deber su salvación a la traición -como los oficiales que vamos a ver a continuación.

El Coronel de Miguel Cañada Moreno fue el traidor Silverio Araújo Torres que a la luz del Informe Picasso fue condenado y posteriormente, como la mayoría de los culpables, se vio indultado, lo que era un escándalo por la impunidad en que quedó él y los señoritos que con él formaban parte de la oficialidad de dicho destacamento.

La posición de Dar Queb Dani estaba sitiada por los rifeños. Un destacamento español, del que formaba parte Miguel Cañada, está bajo las órdenes del Coronel Araújo Torres. Aráujo era a su vez el jefe de mayor rango de entre los oficiales de la posición. El cobarde Silverio Araújo Torres decide, después de debatirlo con sus oficiales, rendirse y pagar 5.000 pesetas a los rifeños para que los sanguinarios hijos de las cabilas le perdonen la vida a él y a sus oficiales. Se hace un arreglo con un emisario moro y los oficiales abandonan el puesto, después de ordenar a su tropa que abandonen las armas.

Los soldados españoles obedecen a sus mandos. La morisma asalta la posición. Y pasa a cuchillo a casi toda la guarnición, abandonada por sus jefes, mientras que se les respeta la vida a los oficiales que compraron su pellejo. Los oficiales asistieron al asesinato brutal y horrible de sus hombres, sin hacer nada por ellos, faltando al honor militar. Así dice el informe de lo sucedido:

“Tras parlamentar con el jefe de los sitiadores y habiéndole hecho entrega del dinero, se ordena a la tropa que abandone las armas, momento que aprovechan los harkeños para lanzarse sobre los indefensos soldados, matando a unos 900, pero conservando la vida de unos treinta oficiales que no han hecho nada para defender a sus hombres.”

Y el informe resalta que los oficiales se marchan: “porque ya nada tienen que hacer allí”. Miguel Cañada Moreno salvó la vida sin que sepamos de qué manera pudo escapar a las gumías moras. El miserable Silverio Araújo y su oficialidad escapó con vida y más tarde, tras instruirse la investigación, Araújo fue indultado.


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http://elblogdecassia.blogspot.com.es/2 ... de-la.html


2016 01 15, 2:48
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Mensaje sin leer Re: El sitio de Dar Quebdani....

Dar Quebdani está situado en la región Oriental en Marruecos!

Aquí usted encontrará la ubicación de Dar Quebdani en un mapa.
Para ver cómo se ve en la actualidad, a continuación hay algunas fotos de la región con cámaras web en línea.


http://dondeesta.biz/index.php?qcountry ... 20Quebdani


2016 01 15, 3:00
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Mensaje sin leer Re: El sitio de Dar Quebdani....

Basallo Becerra, Francisco
Córdoba, 1892 - Zaragoza, 1985

Sargento del Ejército español. Defensor de la posición de Dar Quebdani y prisionero de Abd el-Krim.

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Durante el desastre de Annual la desgracia alcanzó no solo a los miles de combatientes que perdieron la vida en aquellos inhóspitos parajes, sino
también al más de medio millar de militares y civiles que fueron hechos prisioneros por Abd el-Krim e internados en diversos campamentos con la
intención de exigir un rescate, y que permanecieron sufriendo privaciones hasta conseguir dos años después la ansiada liberación, que no llegaría
para todos, pues hubo quienes no resistieron los padecimientos a los que fueron sometidos.

Las negociaciones con Abd el-Krim para la puesta en libertad de los prisioneros, en las que intervino el empresario Horacio Echevarrieta, darían su
fruto en enero de 1923 al ser liberados trescientos cincuenta y siete de ellos, pero hubo otros cuyo cautiverio se prolongaría hasta julio de 1926.

Al regreso de los prisioneros a su tierra, hubo quienes se propusieron olvidar los sufrimientos de aquellos días eternos y trataron de olvidar y ocultar
para siempre cuanto había sucedido, pero otros fueron más locuaces y no tuvieron inconveniente en contar sus vivencias y las de sus compañeros.

Entre los cronistas de aquellos tristes sucesos destaca el sargento Francisco Basallo Becerra, sobre cuyo cautiverio apareció en junio de 1923 un libro
con el título de Memorias del sargento Basallo, cuyo autor era Álvaro de la Merced y en el que el citado sargento escribía el prólogo. Debido a la
comisión de algunos errores en el texto, el sargento Basallo se vio obligado a hacer públicas unas rectificaciones a través de la prensa, en las que
advertía que para deshacer ciertas afirmaciones que se habían propalado tenía la intención de escribir unas verdaderas memorias basadas en su diario,
narración que vería la luz al año siguiente bajo el título de Memorias del cautiverio (julio de 1921 a enero de 1923).

El sargento Basallo, nacido en 1892 en Córdoba e ingresado a los veinte años en el Regimiento de Soria n.º 9, del que en 1916 pasó al de Melilla n.º 59,
formaba parte de la columna que al mando del coronel Silverio Araujo Torres partió el 22 de julio de 1921 de Kandussi con dirección a Dar Quebdani,
posición que sería tomada por los moros tres días después y en la que se produjo una gran matanza, de la que se salvó el citado sargento.

Al iniciarse el internamiento de los prisioneros el primer problema que hubo que resolver fue el de la asistencia médica debido al gran número de heridos
y enfermos. En un principio se hizo cargo del tratamiento de los internos el teniente médico Antonio Vázquez Bernabéu, que pertenecía a la
Policía Indígena de Melilla al caer prisionero el 16 de junio de 1921 durante la acción de la Loma de las Trincheras, y que conseguiría huir el 21 de
septiembre; posteriormente recibiría la Cruz Laureada de San Fernando por su destacado comportamiento en la mencionada acción y sería asesinado
al iniciarse la Guerra Civil por milicianos en Paterna (Valencia).

Tras su huida, el teniente Vázquez fue sustituido por el del mismo empleo Fernando Serrano Flores, que había caído en poder del enemigo en Dar Quebdani.

Serrano se vio obligado a atender no solo a los prisioneros españoles sino también a los combatientes rifeños y a sus familias, por lo que tuvo que
buscar y formar ayudantes que le auxiliasen en su trabajo.

Uno de estos fue el sargento Basallo, que no solo aprendió a realizar curas y a poner inyecciones, sino que también se atrevió a realizar tratamientos
médicos y sencillas operaciones quirúrgicas, por lo que era apreciado por los rifeños y llegó a tener cierta ascendencia sobre su jefe.

Un año después de haber caído prisionero, el teniente Serrano falleció de tifus, con lo que la labor de Basallo se hizo todavía más importante, no solo
por sus trabajos de carácter sanitario, continuamente expuesto al contagio, sino por velar por la organización del campamento, asegurar el suministro
de medicinas e interceder ante Abd el-Krim a favor de sus compañeros.

Entre las labores más encomiables que realizó estaban las de localización, recogida e identificación de cuerpos insepultos, enterramiento de los
prisioneros fallecidos e información a los familiares de las víctimas que se la solicitaban a través del correo.

Liberado a principios del año 1923, desembarcó el día 20 de febrero en Málaga, donde fue recibido por las autoridades civiles y militares. Los meses
siguientes recibió continuas pruebas de afecto y reconocimiento durante las visitas realizadas a diversas ciudades, en ocasiones para transmitir a las
familias de los prisioneros los últimos deseos de aquellos que habían muerto durante el cautiverio. Se organizaron festivales y banquetes en su honor,
el Cassino Español de Melilla le regaló un reloj de oro, fueron incontables las felicitaciones que le llegaron de unidades del Ejército y la Armada, el
Gobierno le concedió la Cruz de la Beneficencia de 1.ª clase y varias ciudades andaluzas le tributaron homenajes, entre ellas Córdoba, que le nombró
Hijo Predilecto.

Resultó inolvidable el homenaje que se le rindió en la sede del periódico ABC, a partir del cual mantuvo una larga relación con los marqueses de Luca
de Tena. También fue nombrado practicante militar honorífico. Antes de finalizar el año fue recibido en Madrid por el presidente del Consejo de Ministros
y tomó posesión del empleo que se le había ofrecido como subjefe de celadores del Banco de España, una vez se le hubo concedido la rescisión de su
compromiso con el Ejército.

Seguidamente la Real Academia Española le honró al concederle el Premio a la Virtud y más tarde entraría a trabajar en un asilo en Córdoba. Poco a
poco la figura del sargento Basallo fue cayendo en el olvido. Al término de la Guerra Civil se trasladó a Zaragoza, donde trabajó en una empresa
cinematográfica. Todavía le llegaría en 1964 un último reconocimiento, al serle concedida la Orden de África en su categoría de oficial, y la prensa se
volvió a hacer eco de su valor al recordarle en 1973, cuando se cumplía el cincuentenario de su liberación.

Falleció en Zaragoza el 19 de mayo de 1985.

El coronel Silverio Araujo Torres, tras sufrir año y medio de cautiverio, sería sometido a consejo de guerra por la rendición
de la posición de Dar Quebdani y condenado a seis años y un día de prisión y a la accesoria de separación del servicio.



2017 11 12, 9:06
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