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La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
EL HOLOCAUSTO
FIELES al juramento, al lema legionario y al honor militar, cuando llegó la hora del supremo sacrificio lo consumaron con heroico desprendimiento. Su bandera es ya gloriosa, sus hazañas son de todos conocidas; la Medalla Militar penderá arrogante en su sagrada insignia patria.
¡Salve, legionarios que dísteis la vida por España. Todos se descubren respetuosos ante vuestro inmortal recuerdo!
Baltasar Oueija de la Vega, el infantil poeta, fue el primer legionario que murió en combate. Era un niño, de inteligente mirada y espontánea presteza. Hizo los versos, de todos conocidos, de exaltada pasión y espíritu guerrero; fue el trovador de la 2 a bandera, y cantó, como el cisne, para luego morir. Parece una novela, mas sus compañeros lo aseguran: Cierto día, a los muy pocos de salir al campo, dicen que recibió una carta fatal. Allá en su pueblo acababa de morir la mujer de sus amores, y el poeta, en la exaltación de su dolor, se emplazó a sí mismo invocando el unirse a la muerta con la primera bala que llegase. En el primer ataque al campamento hubo una sola baja, un legionario muerto: Baltasar Queija de la Vega. ¡Quién sabe si la sencilla leyenda es hija de otro poeta!...
Jesús Mier y Fernández fue el último compañero que perdimos nosotros en la Legión, dando su vida en el combate de Tizzi-Aza.
El primer Oficial muerto en combate fue el arrojado Capitán D. Pompilio Martínez Zaldívar, y el último que dio gloriosamente su vida a la Patria, durante nuestro mando, el Teniente de la Escala de Reserva D. Angel Arévalo y Salamanca. Entre ellos están comprendidos los restantes Oficiales y legionarios, presidiendo la lista de honor nuestro llorado compañero el inolvidable Comandante de la 2 bandera, D. Carlos Rodríguez Fontanes.
La relación de todos se compendia en el nombre cien veces glorioso del "HEROE DE LA LEGIÓN, el cabo SUCESO TERRERO", que, fiel al Credo legionario, y movido por el más puro espíritu de sacrificio, acudió voluntario con sus catorce inmortales compañeros en socorro del Blocao de la Muerte, de Melilla, pereciendo bajo el fuego de cañón enemigo, abrazados a los hermanos del Batallón Disciplinario, que con su Oficial mantuvieron el puesto que se les confirió, hasta morir todos, quedando enterrados en los escombros de la débil fortaleza. ¡¡Honor a los bravos soldados del Ejército español!!
Tiene la Legión especial rito para dar tierra a sus hijos. Nadie ha de tocar sus cuerpos que sea extraño a los legionarios. Tan sólo ellos los conducen, después de haberlos cubierto de flores y ramaje, envueltos en la bandera de España. Ellos los bajan al sepulcro, y tras de breve y piadoso rezo, lanzan con verdadero furor sus vivas "¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!", para despedirse para siempre. En seguida, afanosamente, con presteza, echan la santa tierra, que se corona con piedras que cada uno trae, elevándose rápido un sencillo túmulo que queda convertido en el acto en florido jardín de coronas y ramos. Protegido por la cruz de Cristo. Después, borrando de su mente cuanto de triste hubo, guardan sólo el recuerdo de sus nombres y de sus hazañas para añadirlas al libro de oro de la Legión.
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2012 02 03, 1:46 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
FRATERNIDAD
LA fraternidad es consubstancial con la Legión. Es inmensa, porque hace hermanos dentro de ella a los hombres de las más diversas condiciones. Y primero del Mundo, luego de Europa y después de España, es madre amorosa de todos los que llegan, borrando las diferencias raciales, los odios de nación a nación y los más crueles: los fratricidas. Es tan frondosa, que llega con sus ramas a todos cuantos pasan a su lado.
En su vida africana vivió en todos los territorios y dentro de ellos en todas las zonas y en todos los parajes. Fue la hermana menor, por su juventud, y llegó a ser la mayor, por su tamaño. En todas partes quiso mucho y fue querida.
En la gran agrupación Ejército es fraterna de jinetes, artilleros e ingenieros y de los demás Cuerpos combatientes y auxiliares. La Caballería la prestó a uno de sus mejores Oficiales que honró a las filas legionarias. En su vida íntima creció merced al apoyo y cariño de los demás. Al llegar a la vida encontró el calor de sus mayores. Un Estado Mayor propicio y favorable. Los almacenes de todos los cuerpos y las cajas de ellos estuvieron abiertas para sus primeras necesidades. Al nacer diéronla ajuar para completar su escasa canastilla. ¡Y si al venir al mundo halló tantas solicitudes, lógico y natural era que tuviese un noble corazón!
Apenas sabían sus hombres formar en una línea. Ya llegaron a ellos a ofrecerles apoyo, cariño y asistencia los hermanos vecinos. ¡En una inolvidable arenga, en el llano de las Damas de Ceuta!
Cuando salieron por vez primera al campo, sus campamentos convirtieronse en forzada etapa de caminantes. Ya validos por sí mismos, esforzábanse en querer demostrarles su reconocimiento. Y partieron los legionarios el pedazo de tierra cubierto por la lona de la tienda, el café y la comida y la ropa, con los hermanos cazadores, que llegaban una noche mojados, ateridos, después de largas horas de marcha combatiendo. Y al sufrido acemilero de Intendencia que exánime de cansancio, yerto, rebozado de lodo, que venía de Xauen, al pie de las nevadas montañas de Kala y del Magó, tirando de la mula, presta a morir, extenuada de fatiga, le dieron igualmente cariño y albergue. Y con ellos pararon los Oficiales de todos los Cuerpos, y en apretada reunión, junto a improvisado brasero, se celebraron alegres fiestas legionarias con cánticos cosmopolitas y se cedió la cama y se prestó el caballo y el carruaje.
Ya en el campo, por ser bisoños, no se creía conveniente lanzarlos de primeras. Y entonces los hermanos, al ver sus ansias, igual que cuando se conjuran los escolares para engañar al maestro, les dejaron claros en las líneas de guerrillas y abrieron sus filas para que pudieran tomar parte en la contienda. O cedieron el mando que daba la ordenanza, al que se lo otorgaba el cariño. Así empezaron sus días, debidos al favor y al compañerismo.
Cuando llegó su momento cumplieron noblemente e hicieron lo mismo cuando las circunstancias se igualaron. Y los lazos fraternales se fueron ensanchando, y desde el Blocao de la Muerte, en donde perecieron abrazados con los hermanos infantes socorridos hasta en donde avanzaron, resistieron o se replegaron, gracias a los cañones artilleros, a los parapetos ingenieros o al relevo por los jinetes, y curaron de sus males los médicos y abastecieron los intendentes y ayudaron en el combate los recios tanques y los intrépidos aviadores, y recibieron el apoyo guerrero y el cariño de nuestra gloriosa Marina de guerra, como cuando en los últimos instantes pudieron morir fortalecidos con nuestra santa religión, fue la vida de la Legión eslabonada cadena de afectos y gratitudes, recuerdos y cariño de todos y para todos.
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2012 02 03, 1:47 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LOS MARTIRES DE TAFERSIT
DE madrugada salimos para ocupar Buhafora y Tafersit. El avance por el llano tenía el aspecto de guerra continental; los cañones enemigos hacían fuego; pero con tal lentitud y tan mal graduadas las espoletas que, o no estallaban las granadas, o lo hacían en las nubes. Veíamos los fogonazos de los disparos de las baterías enemigas de Tayudait, Taguarda y Tizzi-Aza, y después de largo tiempo se sentía venir el proyectil; parecía que llegaba despacio y avisando para apartar a sus enemigos, se enterraba sin estallar o estallando y los soldados aplaudían a los moros artilleros.
Los tanques de Infantería marchaban en vanguardia, con sensación de poder. Detrás seguíamos los infantes, y al flanco izquierdo, la caballería.
Al ocupar el morabito de Buhafora, los legionarios encontraron al pie de la colina los restos de unos veinte soldados; ya no quedaban más que los huesos grandes del esqueleto y las costillas, y al lado las ropas, acartonadas y rugosas. Con fraternal cariño iban reuniendo aquellas reliquias y con entereza varonil registrando las guerreras, dentro de las cuales se habían pulverizado los cuerpos, sin sentir ante ellas otro sentimiento que cristiana caridad.
"Del II, de San Fernando! ", decían al ver en el cuello las señales del emblema del glorioso Regimiento. "¡Artillero!" "¡De la Policía!"... Un mayor movimiento; los legionarios se agrupan alrededor del Capitán Ayudante de la Legión. "¿Qué es? ¿Qué ocurre?..." ¡La guerrera del Capitán Capablanca, de la Policía indígena!... y los restos encontrados junto a ella... "Es él, mi Teniente Coronel", nos dice el Ayudante. "Mire el emblema, la media luna en el cuello..., las señales de tres estrellas en las bocamangas... Estaba junto a la fuente y le rodeaban los restos de doce hombres... Los pondremos dentro de una caja de municiones" ...
El cura se nos acerca y nos invita a rezar un responso.
Avanzamos luego a Buhafora. La posición está volada; las vainas de los cartuchos, reventadas, esparcidas, clavadas; en la tierra demuestran la explosión... Todos recogen los huesos regados por el suelo... "¡Otro Capitán de Infantería: Lacy..., y junto a él el esqueleto de un niño... Sí, sí, el morito que él prohijó y que cuando la traición de los notables que él tenía de rehenes, junto con los policías y moros amigos, al ver la lucha, se abrazó a su padre adoptivo y murió con él ... "
Buhafora era un osario... Los soldados se dedican afanosamente a recoger los gloriosos restos. Los médicos van reconociéndolos... Son cerca de un centenar... Las guerreras se analizan; hay cartas, ya ilegibles, y esos objetos infantiles que guardan los soldados: lapiceros, cajitas vacías, un dedal... Siguen los emblemas: El II, Artillería, Policía.
Los legionarios piden permiso; el General lo concede. Abren una fosa.
A las tres de la tarde serán enterrados. La columna forma el cuadro rodeando el sepulcro. Los legionarios han pedido el honor de despedirlos con el rito legionario.
El osario se traslada; las reliquias son llevadas en las guerreras de los legionarios, que se las han quitado para hacer de ellas envolturas de sudario... Los huesos heroicos se reúnen en íntimo contacto... la tierra los cubre y surge el túmulo de piedra y gigantesca cruz de madera, y todas las compañías de legionarios traen inmensas coronas de flores silvestres, y en sus cintas se lee claramente: "A LOS HEROICOS Y GLORIOSOS MARTIRES DE TAFERSIT, SUS HERMANOS, LOS LEGIONARIOS".-"A NUETROS HEROICOS COMPAÑEROS DE SAN FERNANDO, LA LEGION".-"A LOS ARTILLEROS HÉROES DE TAFERSIT".-"A LOS QUE TAN GLORIOSAMENTE DIERON LA VIDA POR LA PATRIA".
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2012 02 03, 1:48 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
GALERIA LEGIONARIA
WERNER. Austríaco, químico, mecánico, poeta. Según dicen sus compañeros, durante el viaje en el vaporcito de Ceuta a Uad-Lau, con una botella de agua y unos polvos ha hecho cognac y después ginebra. En el campamento, con latas de sardinas y con alambres de pacas de paja, construyó un anemómetro, que ponía en movimiento una figura de legionario, que se cuadraba, saludaba y daba luego estocadas a los cuatro vientos. En pleno campo se rompe un trípode de ametralladora; Werner se lo lleva, y después aparece compuesto; lo ha soldado con plata, según dice, y pide sólo que le resarzan del metal empleado en la soldadura. Al recibir los duros, tira el gorro por el aire y da los vivas de la Legión...
Se marchó por inútil; estaba tísico.
Fulmán.Francés, o alemán, o catalán. De espléndida figura. Ha sido espía francés, en Alemania, y en Francia, espía alemán. Cuando le conviene es una centella de listo; cuando no, es tonto completamente. Por último, es loco; se envuelve en una manta roja, coge una caña y se encierra en un excusado. Quiere matar al que se le acerque; grita desaforadamente en todos los idiomas. Le van a poner camisa de fuerza. Le visita un superior, y entonces hace perfecta intrucción de fusil con su caña y termina cuadrándose y saludando en correcto español. No es ni tonto, ni loco, ni francés, ni catalán. Es un alemán muy vivo.
García.En Riffien pide audiencia reservada con el Jefe. Pasa a hablarle y dice: "Quiero decir quién soy. Soy García, fugado de presidio; en Barcelona bailé por las calles con los cadáveres de las monjas, maté a un delegado de policía, fuí cómplice de Morral, el regicida; tengo dos penas de muerte en España y una en Francia. Vengo a morir en la guerrilla. no quiero morir ahorcado. He contado todo esto, porque vengo amparado en que el Jefe ha dicho que para lo hecho fuera de la Legión, el Jefe escucha como si fuese un confesor. Quiero hacer un favor y es el decir que yo seré seguramente el peor, pero he visto algunos colegas míos".
No quisimos creerle... Murió en Casabona, en Melilla.
El Príncipe ruso Dirka. Se presentó en Melilla; traía recomendaciones, era elegantísimo y distinguido, se adornaba con varias condecoraciones rusas. Por lo pronto nos pidió algún dinero para pagar el hotel; ello no tenía nada de extraño. ¡Los bolcheviques han arrasado todo!... En los combates sufría muy graves crisis... nerviosas... Se volvió a Rusia.
Relenga.Era una fiera. Cuando estaba ebrio precisaba para sujetarlo varios hombres, a los que daba atroces mordiscos. En el combate era de los más bravos. Murió en la guerrilla.
Cuartillo.Fue rebelde desde que nació. Según supimos andando el tiempo, era desertor de nuestro propio ejército. Apenas llegó a la Legión, ingresó en el calabozo, hizo huelga de hambre y se arrepintió; fomentó una conspiración para algo muy grave; no pudo probarse; se le indultó; fue a Melilla; en la guerrilla, en pleno fuego, se levantó para abrazar a su Jefe; a los dos días tuvo que volver al calabozo. Volvió a salir y volvió a Melilla. Desertó y los moros lo asesinaron en el Muluya.
"El Caballero de la Muerte". Era un cabo jovencito, distinguido, afable. Lo encontramos en Tetuán, en la fiesta de "La Hípica"; se acercó a saludarnos con cariñosa cortesía. Al día siguiente nos llamó un Juez militar para entregarnos una carta, que decía: "El cabo F. de T. a su Jefe. Respetado y querido Señor: Siento disgustarle, y más siento aún que me crea cobarde, por no asistir a las próximas operaciones; pero no puedo esperar más. Reciba mis respetos. El Cabo Caballero de la Muerte, F. de T." Se había suicidado.
"Un ardilli de D'Anunzzio".Entró en nuestra tienda un italiano de perfecto tipo de hombre de guerra. Nos contó sus campañas; era granadero de D'Anunzzio, había sido oficial (según nos decía); nos enseñó varias cicatrices. Le preguntamos por la vida de la Legión; estaba encantado. Le ofrecimos algún pequeño favor y nos pidió dos días de permiso para bajar a Tetuán a firmar un poder en su Consulado. Le obsequiamos con cinco duros y el permiso. Nos dio la mano..., no volvió.
"Dufor", matador de toros.Era el más querido legionario de la 3ª bandera. Bueno, trabajador, honrado, valiente. Su manía era ser torero; los compañeros le seguían la obsesión. En todas las fiestas era número obligado que torease. Dufor, que lo hacía con toda seriedad y con gran arte; otro legionario hacía de toro propiciatorio. Dufor lo capeaba, banderilleaba y mataba, previo brindis solemne a su Jefe. Elevó instancia escrita pidiendo que le trajesen un novillo para matarlo y luego comérselo con la cuadrilla. Le fue concedido... Murió de paludismo. ¡Pobre Dufor, el matador de toros!
"Francisquito".Tiene cincuenta años, usa barba muy larga, es hombre serio, es asistente; es el Primer Asistente, por serlo del Primer Oficial de la Legión...; pero debajo de ese título se le llama el Padre del Teniente O. Lo cuida, administra y hasta protege de tal manera, que Francisquito ha entrado en categoría superior; habla siempre en plural y dice: "Nos falta tabaco; tenemos que comprar ropa; deme usted dinero, que se nos acabó". Es uno de los legionarios más querido de todos, y como fiel escudero de su señor, le acompaña fielmente a todas partes y hasta hace con el amo las presentaciones oficiales.
Eslada.Es Doctor; debió de venir a la Legión por asuntos de familia; es rico y sumamente inteligente. Alguien llegó a buscarlo con gran interés. Eslada entonces decía: "Si precisamente estoy aquí para no estar con... "
Camprovio.Abogado, detective, con tan singulares condiciones policíacas, que se pasa la vida descubriendo hechos delictivos. Ha hecho importantes y positivos servicios. Es el consultor técnico de los legionarios; le llaman Don Fernando, y nada cobra por la consulta.
M. N. P.Está ordenado, lleva una vida ejemplar.
X. Y.Ex Capitán de Ingenieros; se portó bravamente; ascendió a cabo y sargento por mérito de guerra. Se licenció por fin de la campaña. Había sido nuestro íntimo amigo; no se dio a conocer hasta el momento de la despedida.
Ll.Ex Teniente de Artillería; desahogada posición; vino a que lo hiriesen o lo matasen. Fue herido gravemente en la cabeza, en Melilla.
A de S., Z. y W.Ex Capitanes de Infantería; el primero murió en Draa-el-Asef; los otros dos se licenciaron de sargentos.
R., S. y K. Ex Tenientes de Infantería. R. sólo el Jefe sabe quién es; se lo dijo en un hospital, en peligro de muerte, rogándole que guardase secreto. S. no debió ser jamás oficial, es perverso. K. es de muy ilustre y conocido apellido... Saca morfina hasta de los panecillos; no tiene posible redención; sólo puede vivir en los blocaos avanzados.
P. Ex Capitán de Caballería. Nunca dijo quién es; se sabe o se supone. Si fuese quien creen, fue un popular y querido oficial de su Arma. Se porta excelentemente.
Charte. Llegó a la Legión, junto con otros bizkaitarras, de Bilbao; él y sus compañeros fueron modelo de legionarios. Charte se licenció por inútil. Hace próximamente un mes murió asesinado en Bilbao, en un atentado terrorista, cuando se hallaba trabajando como conductor de tranvías.
"Guido Fallieri". Es el perfecto gentlemen en su porte, en sus modales y en su conducta. Aviador polaco, oficial de Caballería de otra nación, conde y emparentado con quien ejerció alta autoridad sobre la tierra. Lo llamó su aristocrática familia por vía diplomática y ocultó su condición cuando fue notificado de ello; no quiso ascender.
Cumplió su compromiso hasta el final, y al marchar fue cuando nos dijo su verdadero nombre.
R. D. de V. Se presentó en nuestro despacho a suplicar que intercediésemos con el médico, que lo daba inútil por la vista. Nos dijo que estaba absolutamente decidido a ser legionario. Cedimos ante su insistente petición y escribimos un volante de ruego para salvar la dificultad, y al preguntarle:
¿Cuál es tu nombre?
Rodrigo
¿Y el apellido?
Díaz.
¿Y el segundo apellido?
dijimos algo preocupados.
De Vivar...
El Cid Campeador!...
¡Quién sabe! nos contestó, encogiéndose de hombros.
En la 5ª bandera del Gran Capitán sigue esperando ocasión para reanudar sus hazañas Rodrigo Díaz de Vivar.
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2012 02 03, 1:49 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
CLASE SELECTA
LOS cabos, sargentos y suboficiales en la Legión son la médula de ella. Para alcanzar los galones han de pasarse pruebas y fatigas. Para conservarlos hay que perseverar en el empeño y apartarse del alcohol y tener, además, suerte. ¡Como en todas las cosas de la vida! Porque suerte es: hallar la ocasión, aprovecharla, que se enteren los demás, que lo reconozcan como mérito y que lo premien; y suerte es también el no incurrir en yerros propios ni caer responsable de los ajenos. La mayor parte de los galones legionarios se han ganado por bravura y han sido factores importantes: las buenas conductas, aptitud e inteligencia.
Cuando lleven unos cuantos años en la Legión, ellos serán los guardadores del espíritu; constituirán las recias vigas en que se apoye el edificio, y el mando será la suma facilidad.
Apropiándonos ajena opinión, diremos: "Que la base para tener una Legión es hacer buenas clases y que reine la confianza y el cariño entre todos los escalones de las distintas jerarquías, que es compatible con la separación que ellas imponen; pero que no ha de constituir un muro infranqueable, ni por lo alto ni por lo ancho". Y el reglamento japonés dice: "En un regimiento el Coronel ha de ser el padre y el Comandante mayor la madre, y en la compañía, el Capitán será el padre y el suboficial encargado, la madre."
Aquí las clases, mezcladas íntimamente con la tropa, conviviendo constantemente, les infiltran el espíritu de la Legión, y lo mismo en la vida tranquila que en la pelea, actúan como el sistema nervioso en el cuerpo humano, siendo los transmisores y los propulsores del cerebro que dicta, que es el Oficial.
Nosotros les dimos ancho campo y desde sus primeros pasos procuramos que, igual que los niños, se fuesen acostumbrando a andar solos. En donde más hicieron su escuela de mando fue en los blocaos, porque, salvo en los de crecida guarnición, que les acompañó Oficial, en todos los demás fueron solos, y los de "La Muerte", "Miskrella", "Baba y Sugna", "Taquil-Manin", "Tizzi-Aza" y tantos otros, acreditan las condiciones de insuperable bravura de sus "comandantes", título a que rápidamente se asciende en la milicia; pero que empareja la por tantos temida, aunque por algunos muy deseada, responsabilidad.
Del de "la Muerte" ya hemos hablado; es la epopeya de la Legión y fue el cabo SUCESO TERRERO su caudillo. En "Miskrella" mereció su comandante los honores de compartir una regia felicitación. El de "Sugna" ya es conocido en otro pasaje de este libro. "Taquil-Manin" fue el blocao que resistió durante varios días ataques nocturnos, con granadas de mano y bombas de dinamita, y en "Tizzi-Aza", cuando esto se escribe, se mantiene con gallardía el pabellón de los legionarios, con la insignia de cabo comandante.
Actuando de muelle amortiguador para las faltas de los legionarios, que evitan oportunamente o aminoran en lo posible, libran a sus Oficiales de la contrariedad de las reprensiones por leves causas. Y en el combate, que es el único acto puro y absolutamente militar, allí es donde resaltan las virtudes de la clase selecta legionaria. Las líneas de guerrillas se extienden, se dislocan y hasta se rompen; el Oficial pierde el contacto con los lejanos, y ese es el momento en que brilla esplendente el papel de los cabos, de los sargentos y de los suboficiales. Entonces se agigantan, sienten dentro de sí la Legión entera, y aparecen las más bellas iniciativas y las mejores bravuras; todo antes que la Legión sufra, todo antes que el Oficial que los manda pueda tener el más leve fracaso; allí están ellos para impedirlo.
Pronto serán algunos Oficiales legionarios, como justo y merecido premio a sus muchas virtudes, y ese día será el que la Legión haya tomado por completo su carta de mayor edad.
Aquí quisiéramos estampar los nombres y las hazañas de ellos; no es posible; siempre habría olvidos imperdonables. Así lo reconocerán; además, se verán aludidos en muchos pasajes de este libro y cederán la satisfacción personal en favor del conjunto. Una advertencia nos permitimos y es: Que el que vea una clase legionaria, vea en aquel hombre un soldado que ganó sus galones por su propio mérito y esfuerzo y que los sabe conservar con sus virtudes. Porque en la Legión se ganan y se pierden los galones; no basta sólo con alcanzarlos.
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2012 02 03, 1:50 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LOS CAMILLEROS
SON los mejores de la Legión. Representan el espíritu de compañerismo y de abnegación.
En el combate, lo más penoso es la quietud; después, el aguantar sin responder. Lo más fácil es avanzar, y si se hace fuego o daño, de cualquier manera que sea, llega a los linderos de lo muy fácil.
El camillero aguanta el peligro sin contestar a la agresión, sin distraerse y sin dar salida a la tensión nerviosa que disparando el fusil es calmada como con un sedante. En cambio, tiene que avanzar en los momentos de mayor peligro, cuando caen los hombres. ¡Es la verdadera característica del peligro absoluto!... Los demás son riesgos relativos, mayores o menores, en donde entra por mucho la imaginación del protagonista o relator. El camillero ha de dejar su resguardo, adelantarse a la zona de la muerte sin poder esquivar su blanco al enemigo que le apunta. Tiene que ir precisamente a donde está el caído. Además, no puede ocultarse como el guerrillero aislado, que se echa en el suelo, que se arrodilla y se cubre o disimula con el terreno, con las peñas o la vegetación, reduciendo su silueta y amparando su cuerpo. El camillero no es uno solo, son: los dos camilleros unidos por la camilla y retenidos a una marcha pausada, lenta, desesperante, en aquellos momentos, por el peso de la preciosa carga. Tienen que marchar erguidos y por caminos despejados. Todos los peligros se ciernen sobre ellos. ¡Así caen tanto en la Legión! ¡Así han muerto tantos!
Los hechos suyos, las hazañas de los camilleros son bastante para ellas solas merecer un libro:
"Avanzar y caer los dos camilleros, salir otra camilla, caer también y así todos los de la compañía".
"Aparecer ¡en un cruel repliegue!, cuando ya todos se fueron... dos camilleros, que, lentamente caminan y aún se detienen jadeantes para tomar respiro."
"Dejar al compañero que cayó y cargar sobre sus hombros al herido no camillero."
"Hacer un viaje, y luego otro, y después otro, hasta caer para siempre."
"Llegar al campamento después de treinta horas de actividad, sin reposo..., conduciendo un Oficial de otro Cuerpo que no tenía camillas... entrando en el campamento, ellos solos, a las tres de la madrugada, en noche oscura."
En Anvar, cierto día, en el servicio avanzado, se entabla un combate. Se oye gritar: "Camilla"... Entonces arrecia el fuego. Dos camilleros saltan de su puesto, pasan cerca del Jefe, y éste les vocea: "Ahora, no; esperad.. . " Nada oyen y siguen. Al llegar al lugar de donde partió la voz hay un cabo muerto.
Se arrodillan ante el cadáver para cargarlo, y uno de los camilleros muere, y cae cruzado sobre el cabo... El otro levanta un brazo y grita a la guerrilla, que está en muy duro fuego: "Otro camillero... " La voz se repite y otro avanza imperturbable; nadie puede detenerlo. Cargan al cabo y lo traen. Vuelven, cargan al camillero muerto y lo traen. Entonces, el primer camillero dice: "En la guerrilla faltan cartuchos, vengan". Coge los paquetes y se lanza como un tigre, a saltos, y empieza a repartir su carga de cartuchos, recorriendo la guerrilla, bajo un fuego intenso, peligroso, muy peligroso... Cuando concluye, al llegar al extremo de la guerrilla, se para, se vuelve, se cuadra y dirige a su Oficial el saludo más cortés y ceremonioso.
En la Legión hacen juramento especial de sacrificio. Son mirados con predilecto cariño; no prestan servicios de guarnición ni de parapeto; no hacen la limpieza del cuartel. ¡Mucho más merecían! Los podéis conocer: llevan un brazal con la insignia de la Cruz Roja.
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2012 02 03, 1:51 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LOS RANCHEROS
EL anónimo ranchero, hombre que no se sabe cuándo duerme ni cuándo descansa. El café ha de estar hecho a la madrugada, y muy caliente; las comidas, dos al día: por la mañana y por la tarde. Hay que comprar los víveres, trocear la carne, buscar la leña, partirla, encender el fuego. ¡Cosa fácil aquí, pero a veces imposible en el campo, por la lluvia y por el viento! Si la columna salió hay que pelar las patatas, que es el pecado original de los soldados, lo que más maldicen; todo es preferible. Hay luego que distribuir el rancho, guardar al rescoldo el de los que están ausentes. Hay, por fin, que lavar el menaje, y si es preciso, ir en busca del agua y defenderla con uñas y dientes de los que vienen a beberla sedientos, desesperados. El humo les martiriza los ojos; la lluvia los baña; el frío del amanecer y los rocíos entumece sus cuerpos; pero nada les arredra; viven alegres y dichosos; se permiten el lujo de acudir a los combates, cuando son en el campamento, o de salir en busca de caza mayor y menor para aumentar el menú. En campo libre, el humo, de día, y la llama, de noche, atraen los proyectiles del enemigo. ¡Qué importa! ¡El rancho sigue!
Los conoceréis en seguida en el campo: tizne, grasa, churre, y dentro un hombre con los ojos hinchados y llorosos; es un ranchero. "Garzón, español y ranchero, herido grave, balazo de pecho, atravesando el pulmón, al ir a coger gallinas en un aduar enemigo. "
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2012 02 03, 1:52 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LOS ACEMILEROS
MALDICION a la mula: "¡Permita Dios que te mueras y nazcas acemilero!"
Son los santos, los mártires, las almas en pena; invento de los chinos fue el cargo de acemilero, cuando se inventaron los suplicios. La mula es desagradecida, arisca y malintencionada. ¡Pues bien! El acemilero llega a quererla, en su singular animalidad, no dentro de la especie mular, que es aborrecible; pero sí a su mula, con la que trata constantemente.
La odisea del acemilero es digna de la pluma del Dante. Todas las contrariedades les persiguen, todo el mundo le riñe, se ponen en movimiento los primeros para llegar los últimos, y tarde. Cuando llegan, se les echa, siempre estorban... Ellos maldicen horriblemente ante su mula y, resignados, para todo lo demás siguen su vida triste y penosa, arreando a la bestia. Pero una vez descargada, suben ligeros, cabalgan sobre el baste que es un cilicio para sus cabalgaderas, y cantan gozosos... ¡Para no morir de tristeza! Su heroísmo es oscuro; mueren sin que nadie se entere; los poetas cantarán al que cayó subiendo a la trinchera. ¡Pero arreando a una mala mula nadie inspiró sus estrofas!
¡Acemilero, humilde acemilero legionario: nuestro sostén y acomodo, comida,
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2012 02 03, 1:53 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
EL PELOTON DE CASTIGO
LA fortaleza en donde estaban los calabozos se llama el Hacho. En él se sufren dos castigos: la celda aislada y el pelotón de trabajo.
Cuando hay operaciones, los arrestados forman aparte su pelotón y salen al campo. Entonces les sigue el nombre de la fortaleza y se llama el Hacho también.
Son los ingenieros zapadores-minadores. Van provistos de palas y picos con astiles de repuesto; no llevan armas. Marchan formados, rodeándoles su escolta.
El espíritu del Hacho es sobrenatural; son los castigados. Por regla general, los malos, los frustrados desertores, los alcohólicos, los pendencieros, y también podrá haber alguna víctima inocente del error humano. Pero la característica general es muy mediana. El espíritu del Hacho existe. En el campo, en el combate, en los trances más cruentos, el Hacho dio el corazón, tiraron los picos y las palas, empuñaron los fusiles de los muertos, y gritando: "Arriba el Hacho", murieron.
Si la alambrada es peligrosa de poner y los ingenieros caen en gran número, "Arriba el Hacho", y allá van a ayudar a los hermanos.
Ellos cavan fosas, ellos recogen y entierran los cadáveres, ellos acuden gozosos al lugar en donde el peligro arrecia. ¡Saludando con los sombreros y gritando: "Allá va el Hacho"! El combate los convierte. ¡Es la suprema ley de la Legión! "¡Ante el peligro, todos unos; todos legionarios!"
La primera felicitación oficial que recibimos por trabajos efectuados por la Legión nos la dio en Beni-Arós el Alto Comisario, General Berenguer, a quien la Legión debe la gratitud de haberla después premiado con la más alta recompensa en la campaña, y aquella primera felicitación nos la dio para el Hacho. Porque le habían construido una tienda de campaña-cenador con tales primores en la ornamentación, que mereció su especial gratitud, y hubimos de tener que trasmitirla... para general conocimiento y satisfacción de los arrestados del Hacho.
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2012 02 03, 1:53 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LAS IDEAS POLITICAS
QUEDAN en la puerta de la Legión. No hemos tenido jamás el más leve disgusto ni contrariedad motivada por ellas.
En la Legión hubo hombres de todas las ideas y de todas las tendencias: sindicalistas y antisindicalistas, catalanes y de otras regiones; anarquistas, nacionalistas y bolcheviques extranjeros.
Cuando les preguntamos por sus ideas, nos las confesaron noblemente; cuando les preguntamos algo más íntimo y personal, nos lo dijeron. Ellos se olvidaron luego y nosotros también.
Nunca riñeron entre ellos por esas causas y nunca tuvimos que intervenir en asunto alguno que tuviese por origen las ideas. El espíritu de la Legión los unió; la disciplina fue el bálsamo que calmó sus odios; el perdón lo borró todo; sólo quedaron los legionarios con una sola idea, con un solo espíritu, con un solo credo dentro de la Legión, y fue la Legión.
Alguno, en su última hora, nos dijo sus culpas, y creyendo que como cristianos y en nombre de la sociedad podíamos perdonarle, así lo hicimos.
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2012 02 03, 1:54 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
EL PADRE VIDAL
MURIO en Beni-Said, el día 18 de marzo de 1922, cuando administraba los últimos Sacramentos a un legionario en la línea de guerrillas.
Era soldado y lo destinaron a la Legión para que prestara su Sagrado ministerio. De infantil y dulce porte, de humilde compostura, vivió unos meses con nosotros, captando con su modestia y sencillez nuestro cariño. Siempre oculto, no se le veía más que en la columna, a la hora de la marcha, y en la guerrilla, a la hora del combate, y en él cayó: con la imagen de Cristo en la mano, con la pureza virginal en el alma y con el heroísmo en el corazón. Es el padre Vidal, el "Santito" de los legionarios.
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2012 02 03, 1:55 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LA CARAVANA DE LA MUERTE
EN Riffien, la 5ª bandera, la del Gran Capitán, celebra los festejos de despedida, para salir por vez primera al campo, a operaciones; van a debutar, batiéndose. Están locamente contentos; la alegría lo invade todo; cantan, bailan, organizan comparsas. Una se titula "La caravana de la muerte". En unas andas va una gigantesca y monstruosa calavera; siete caballeros de la muerte, con fúnebres atavíos, la escoltan y cantan un himno alegre y sonoro, burlándose de la máscara.
Ayalía, primer combate..., caen tres.
Beni-Arós, siguen cayendo..., quedan dos.
Tazarut, cae uno.
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2012 02 03, 1:56 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
UN LEGIONARIO
ANTE la noticia, salimos a verlo en seguida. Entramos en la sala de cirugía.
¿Qué tiene, qué ha ocurrido?
Está muy grave, tiene roto todo el cuerpo; se ha tirado por una ventana.
¿Por qué te has tirado, muchacho?
Mire, usía; aquella mujer, aunque es una mujer mala, yo la quiero, y me dijo que los legionarios no teníamos corazón para tirarnos por una ventana.
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2012 02 03, 1:57 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
¡BUEN VIAJE!
SULTER, alemán, misterioso; tan pronto es un oficial de la Guardia Imperial Prusiana, como un anarquista peligroso. En una marcha, lleva el banderín; cae por un despeñadero, rueda hacia el abismo, pero no suelta el banderín; su capitán le hace cabo.
Un día se producen diez quejas iguales. Los que enviaban sus ahorros por giros han averiguado que se quedaron en el camino. Sulter está complicado; va al Hacho.
El cabo primero, encargado del Hacho, avisa que Sulter es peligrosísimo; prepara algo muy gordo, muy gordo.
Un día sale del Hacho, diciendo: Señog uchía, agradegco su favog. Soy un caballegog.
Otro día se presenta a su Comandante con un telegrama falsificado por él ordenando que baje del campo a Ceuta a presentarse al Teniente Coronel.
Le conceden el permiso, se embarca en el vapor correo y... se lleva la caja de caudales del Teniente Ayudante con una crecida cantidad, y hasta hoy...
¡Buen viaje!
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2012 02 03, 1:57 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
¡BUEN PROVECHO!
MARTINEZ, español y repostero, gloria de la repostería francoespañola; es discípulo de Tournié; hace unas tartas de crema, unos pastelillos, unas yemas, como si viniesen del propio cielo. Es el orgullo y el cariño de sus Jefes; los Oficiales le miman y él corresponde colmándolos de cuidados.
"Hoy les he hecho dos docenas de yemas acarameladas; quiero que festejen el combate de ayer de Beni-Ybara; pero no las coman todas de una vez, guarden para la noche, así se alargará el placer y tendrán postre, porque otro no hay. No las coman todas, guarden.
" Ante tan sabio consejo tanta ternura, se respetan las doce yemas. ¡Pobre Martínez, cómo nos quiere!
A la noche, al toque de retreta, dan parte: "Martínez ha desertado".
¡Se llevó las yemas para el camino!
¡Pobre Martínez, cómo nos quiere!
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2012 02 03, 1:58 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
TESTAMENTO LEGIONARIO
EN un hospital Militar un legionario está grave; se acerca su final. Durante la enfermedad se ha captado el cariño de todos. Ha sido fiel a las normas legionarias. Resistencia al dolor..., no se quejan. Cortesía..., saludan con sonrisas... en los más cruentos trances; se incorporan para contestar... aunque estén rotos. Nada piden, nada les duele. Si sufren mucho, callan; cuando no, se ríen.
Nuestro legionario llama al Médico, a la Hermana y a los enfermeros:
"Sé que ha llegado el momento de despedirme; no, no me consuelen, lo sé; y me voy tranquilo a la otra vida. Ustedes me han tratado con cariño, me han cuidado hasta donde han podido, y más. Yo soy rico. He venido de América ocultando mi persona. Soy (da un nombre), tengo casas en la Habana y dinero aquí, en el Banco Hispano-Marroquí. A usted, señor Doctor, le dejo tanto...; a usted, Sor, otro tanto...; a vosotros, enfermeros, el resto del dinero. Las casas para la Cruz Roja.
" Aquella noche se murió.
¡Era un humorista!... No tenía absolutamente nada más que su buen humor.
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2012 02 03, 1:59 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
LA SALIDA DE LAS BANDERAS
EN los primeros días de octubre habíamos empezado a organizar la Legión. Los hombres y los Oficiales afluyeron copiosamente; la posición A resultó muy pronto pequeña y pasamos a Riffien, en donde ya pudimos movernos a nuestras anchas.
La 1ª bandera, la de "Los Jabalíes", la organizó Franco y fueron los primeros Capitanes Pablo Arredondo y Acuña, Caballero de la Orden Militar de San Fernando, que organizó la Iª compañía, de la que habría de separarse en Beni-Arós, porque en el primer encuentro serio en Muñoz Crespo recibió cuatro heridas de bala que le dejaron maltrecho para el resto de la campaña. A nuestro primer Capitán de la Legión le sucedió el Capitán Francisco Franco Salgado, que hizo toda la campaña y fue dos veces herido. La 2ª compañía la organizó Luis Valcázar Crespo (aún sigue mandándola); con ella ha hecho toda la guerra; en Melilla lo hirieron y sirvió la herida para adornar su medalla de sufrimientos, con la tercera aspa roja, que acredita que antes de venir a la Legión lo había sido dos veces. Y la 3ª de Ametralladoras la organizó nuestro glorioso Capitán Eduardo Covo Gómez, que murió en Melilla, en el combate de Tazuda el día 10 de octubre de 1921. Le sucedió el Capitán Vallés Foradada, que también fue herido.
De Oficiales fueron: Olavide, naturalmente, en la 1ª compañía, ya que era el primer Oficial llegado a la Legión; el glorioso Teniente Torres Menéndez, muerto en Buharrat, en junio de 1921, con la 2ª bandera; el glorioso Teniente Moore de Pedro, Barón de Misena, que murió en el mismo combate que Covo; Montero Bosch, dos veces herido después; Marco Jimeno, dos veces herido; Vila Olaria, también herido; Calvacho, igualmente herido; Gerardo Imaz, el Alférez de la Escala de Reserva, Espejo Aguilera, y el Médico Capitán Ignacio Valdecasas y Amor, que murió del tifus en Xauen.
La característica fue la actividad, sin descanso ni sosiego; todo se hacía al mismo tiempo: organizar, instruir, preparar el material, hacer marchas, ir al tiro y ensayar el servicio de campaña y los combates. Aquella rapidez tuvo su fruto, porque recibieron orden de salir al campo, y el día 3 de noviembre, con menos de un mes de preparación el legionario más antiguo y con unas horas de incorporación los recién llegados, salieron marchando para Uad-Lao.
Por ser la primera marcha que hicimos los legionarios, haremos su relato.
No describamos la alegría que reinaba; es fácil de suponer. Los Oficiales montaban sus caballos, que eran unos magníficos animales, pero que no tenían doma por ser de compra directa. La Cría Caballar habíase esmerado y nos envió unos soberbios ejemplares, de preciosa lámina y grandes bríos. Esto tenía entusiasmados a los Oficiales; pero las caídas, los desmandes y los pares de coces amenizaban de tal manera nuestra existencia, que decidimos, y así lo hicimos, suplicar que para otra vez nos enviasen caballos pequeños y menos violentos. Así lo hicieron y nos costó alguna enemiga de los dueños. Porque ellos estaban conformes con los coscorrones y la rotura de brazos y piernas; pero a nosotros no podía convenirnos por muchas razones.
Sin grandes novedades, llegamos a Rincón de Medik, tras una jornada muy corta, para no fatigarlos demasiado la primera vez. Además, teníamos que ir pendientes de los mulos, que, cerriles y con acemileros improvisados, tiraban y se caían espontáneamente las cargas cada 50 metros de recorrido.
Aquella noche hubo un incidente: Un acemilero riñó con otro y, disparándole un tiro de carabina, mató al mismo tiempo a su compañero y al mulo.
A la mañana siguiente nos plantamos de un tirón en Tetuán. Cruzamos la población, desfilando por la Plaza de España, ante el Alto Comisario, y seguimos, sin perder la formación, hasta estar al otro lado del Río Martín, o sea, a algunos kilómetros de Tetuán. ¡No había confianza en la cuadrilla, y nos pareció muy aventurado romper filas en Tetuán; no por romperlas, precisamente, sino por la dificultad de unirlas luego! Es Tetuán una hermosa población moruna; hay grandes atracciones para los turistas; abundan los cafés, cafetines, bares y tabernas, y conocido el dilettantismo y las aficiones de los legionarios, preferimos dejar para otra vez el que hicieran una visita más detenida, porque ahora teníamos que llegar todos a Uad-Lao.
Terminado el descanso y la comida a la orilla del pérfido río, seguimos con objeto de acampar en Eslá. Pero se acortó la jornada por haber encontrado un lugar muy a propósito para acampar y en donde había un pozo y buena leña y a unos cuatro kilómetros antes del citado lugar. Concentrada la columna, ¡nos dan parte que falta el Alférez Montero con el tren regimental! O sea: con todos los mulos de carga reglamentarios. Esto en otras condiciones nada hubiera tenido de particular; en aquella zona no había peligro de ataque enemigo. Pero entonces nos preocupó mucho, porque Monterito acababa de salir de la Academia y no llevaba en la Legión más que unos días y era la primera vez que salía al campo. Andando el tiempo bien nos demostró quién era. Sus heridas en varios combates y su desdichada invalidez son clara muestra de su valor. Su gente era nueva, desconocida; los mulos, cerriles; las cargas iban como Dios quiso, y en nuestra imaginación construimos un cuadro alarmante: "Los mulos, desmandados; las cargas valiosas, por el fondo de los barrancos; los legionarios, desesperados, y Monterito, loco; que se había vuelto a Tetuán a decírselo al Alto Comisario". En estas reflexiones se echó la noche encima; hubo rancho y hubo de todo, gracias a que llevábamos un convoy auxiliar, conducido por moros particulares, lo que salvó de momento la situación. Pero la ausencia del Alférez y sus mulos nos tría a mal traer. En este estado llega a nuestra improvisada chavola el Teniente de Policía, Enrique Alvarez Serrano, el que pocos meses después habíamos de recoger en un combate con las sienes atravesadas por un cruel tiro de los moros enemigos, y este bravísimo e inteligente Oficial de la Policía indígena, fiel cumplidor de su deber, nos aseguró que él encontraría a Montero aunque hubiese caído a las entrañas de la tierra y partió con su caballo, dejándonos más tranquilos. En efecto; de madrugada se incorporó el extraviado, sano, salvo y sin más novedad que la de que todos venían negros...; pero era porque se les había echado la noche encima; iban descarriados y decidieron hacer alto y esperar al día, sin darse cuenta que el lugar escogido había sido incendiado hacía poco tiempo y estaba convertido en una carbonera... Nosotros, por dentro, estábamos muy parecidos en su aspecto, y menos mal que con la llegada triunfante de Alvarez Serrano con los perdidos se trocó el mal humor por alegría general.
La marcha siguiente fue muy corta; quisimos aprovechar la ensenada de Emsá, que es un precioso lugar, ameno y pintoresco, para que los legionarios se bañasen en las frescas y tranquilas aguas del Estrecho.
Construimos un precioso campamento con las hojas de las tiendas individuales, y nos dedicamos a la limpieza y aseo de nuestros cuerpos. Organizamos partidas de foot-ball y de boxeo; se reunieron los orfeones, y muy temprano nos acostamos para prepararnos para el día siguiente, que había de ser mediano a juzgar por las montañas que nos amenazaban en el camino.
¿Cómo las atravesamos, cómo llegamos, a la tarde siguiente, al punto de nuestro destino? No lo recordamos bien; pero sí recordamos que apenas se abandona Emsá hay que atravesar unos farallones que cortan el camino que por la playa va, que el mar invade tumultuoso y es el portazgo un baño general. Que luego sube un sendero de cabras (que ése es el camino), una áspera montaña, para luego bajar al fondo de una angosta y profunda cañada, para desde el fondo de ella volver a subir casi recto a otra montaña que toca al cielo y al llegar a la cúspide, pues apenas hay puerto, bajar casi a plomo a otra cañada, y así... ¡cinco veces!..., y al fin se llega a Uad-Lao.
Aún tuvimos humor para formar muy correctamente y entrar tocando las cornetas, con las banderas desplegadas, y abrazar a nuestros compañeros, que salieron a recibirnos yendo a su frente nuestro glorioso y heroico amigo Ladislao Ayuso, que también dio su vida al Señor mandando el Grupo de Regulares de Ceuta, en relevo del inmortal González Tablas.
Estuvimos con nuestros legionarios unos días y allí quedó Franco para terminar la instrucción de su Bandera, al mismo tiempo que prestaba el servicio avanzado frente a los kabileños de Gomara.
El día 30 de diciembre, con igual tiempo de preparación que la lª salió la 2ª bandera, de Carlos V. La organizó Fernando Cirujeda, siendo sus Capitanes el glorioso Martínez Zaldívar, que murió en el Zoko de Arbaa, sucediéndole Beorlegui Canet, también herido; Alcubilla, que hirieron en dos combates, en Tetuán y en Melilla, sucediéndole Carlos Silva Rivera y Sueiro Vilariño, de ametralladoras, único Capitán de las primeras Banderas que, habiendo hecho toda la campaña de Melilla, no ha sido herido, porque hasta cuando ha caído bajo el cono de las granadas de metralla ha tenido la suerte de que los balines se limitaran a hacerle tan sólo leves contusiones; los Tenientes Martín Penché, que cayó para siempre en Casabona, y Horacio Pascual, que dio su vida con igual gloria en el Ajmás de Tetuán; Ríos Capapé, herido en Beni-Arós; Navarrete, herido en Melilla; Echevarría y Lezcano de la Rosa, aquél una, y éste dos veces, heridos en Melilla, y San Miguel, y el Teniente E. R. Félix Fernández Díaz, D. Félix, como con cariñoso respeto le hemos llamado todos; López Bravo, Caballero de la Orden de Beneficencia, y a quien su apellido le cuadra exactamente; Ruiz de Arbol, Pérez Marín, Zabal Cervera, y el Capitán Médico Antonino Saro.
Cirujeda, con los suyos, siguió al comienzo de la jornada igual itinerario que la de Franco. Al llegar a Tetuán desfiló en igual forma y después siguió a Ben-Karrich, a pasar la segunda noche. Hasta este lugar les acompañamos, separándonos de ellos para recoger en Tetuán a la 3ª bandera, que había salido un día después, dejando a Cirujeda que llegase a Beni-Arós y que pasase sólo la tercera noche en el Fondak del Amín; la que, según después nos refirió, había sido de "barba corrida", por la lluvia, por el frío y, sobre todo, por el convoy, que si bien no tuvo su Monterito, tuvo de todo lo demás en lo referente a caída de cargas y de acémilas, y llegada cuando pudo. Menos mal que al llegar al Zoko de Beni Hassan se pudo instalar ¡cómodamente! sobre el lodo de aquella posición. Lodo como no hay otro en el mundo; ¡es cola para pegar y plomo para pesar en los zapatos! ¡En la guerra es el mayor tormento el lodo; pues bien; el del Zoko del Arbaa de Beni Hassan es el rey de los lodos!
En Tetuán me uní al comandante Candeira Sestelo, que organizó la 3ª bandera, del Tigre. Al principio sólo tuvo dos Capitanes: Camilo Alonso Vega, que había de debutar en Buharrat con sus ametralladoras, en forma gloriosa, y Joaquín Ortíz de Zárate, que ganó el primer parte a Guerra nombrando a la Legión, por su ataque a Beni Amram, y que en Buharrat fue también herido, sucediéndole después en el mando el Capitán Francisco López de Roda.
Los gloriosos Oficiales Valero, muerto en Melilla; Salvador Claverías y Villar Alvarez, en el Ajmás; Camilo Menéndez, que fue herido al lanzar granadas de mano en Monte Magán; Ruiz Casaus, dos veces herido; Rafael Castilla Frutos y Eladio Díaz Montero (la pareja de apaches, como les llamaban por su excentricidades, tales como darse uno un tiro en el pecho para demostrar que no tiene importancia); Muñoz Vizcaíno, Antonio Garijo, el ametrallador de Buharrat; Alonso Cuevillas, Ayudante; el Capitán Médico José Malva López y el Profesor Veterinario Sabas Tejera.
La 3ª bandera, igual que sus hermanas, hizo su presentación a Tetuán y luego seguimos para Taimutz.
Al ingente picacho llegamos, después de muy penosa marcha, el día 1.° de enero de 1921; era día de lluvia y nieve, de intenso frío. Siempre recordaremos el santo del Señor del año 1921 y El seguramente fue quien dispuso que Taimutz fuese un hermoso bosque de alcornoques, de los que algunuos cayeron en las hogueras legionarias, elevando espesas y negras columnas de humo, que nos hacían llorar; pero con muy buena gana, porque no era ni por sentimiento ni por pena de faltar a las leyes de protección forestal. ¡Cualquiera se siente forestal en Taimutz el día 1.° de enero de 1921!
Así salieron nuestras tres primeras Banderas, y en Uad-Lao, hermoso y cómodo campamento, en Zoko del Arbaa, el peor lugar del planeta Tierra, en invierno, y en Taimutz, sitio de nieves y de vientos, quedaron los legionarios a prepararse para el día deseado en que los llamasen a combatir.
La 4ª bandera, de Juan de Austria, del Comandante Villegas, se organizó durante la campaña de Melilla y salió sola, para debutar en seguida en Monte Magán, en Gomara, perdiendo gloriosamente al Capitán Gascón Aguilue y a los Tenientes Argüello Braje y García Fernández (Carlos), siendo heridos los Capitanes Peñarredonda y Jareño (Pedro) y los Oficiales Ruiz Casaus, por vez segunda; Dalias, Fuentes-Cascajares, Revuelta, Rubio, Sejudo, Compagni y Bennasar (éstos vueltos a herir luego) y Camilo Menéndez, el granadero, siendo los restantes Oficiales el Capitán Saturnino González Badía y los Tenientes Marco, Zabal, Julio de los Reyes, Robles, Teijeiro (herido luego en Hayuna Benibara), Ríos (herido en Beni-Arós), Ruiz del Arbol, Alberti, Tenorio y Taulet. Ha de tenerse en cuenta que esta Bandera ya salió con cuatro compañías, en vez de tres que tenían las primeras, y que, además, actuaron con ella, en estos combates, dos compañías más de la Legión.
La del Gran Capitán, la 5ª bandera, de Juan de Liniers y de Muguiro, nació con igual velocidad. La enseñamos las primeras letras en Riffien, y cuando más enfrascados estábamos en su preparación, un telegrama del Mando la puso en movimiento para debutar en el asalto de Ayalia. Dio su vida en ella por la Patria el Alférez Ureña Sellés, en el Ajmás, y Carlos España, en Beni-Arós, y fueron heridos el Comandante De Liniers, el día del debut; los Capitanes Regalado Rodríguez, Mendicuti y Guarido y los Oficiales Guallert, Cisneros Carranza (que ya lo había sido en Melilla) y Ciria. Fueron los restantes organizadores de ella los Capitanes Jiménez Pajarero y Joaquín Silva Rivera, y Oficiales Antonio Villar, Calvacho (herido en Melilla), Navacerrada, Rodríguez Oliver, García Manzano, Castilla, Joaquín Erenas (que murió del tifus en Tetuán), Manso Vaquer (herido de Melilla), Pérez Marín, Cejudo Belmonte (herido en Magán), Merino Montilla y de la Herrán Guixe (al que por su tipo de extranjero llamaban sus compañeros el "Holandés") y Capitán Médico don César Yaque Laurel.
La 6ª, del Duque de Alba, la ha organizado el Comandante Lucas Mercadé. Estábamos dedicados a su preparación cuando tuvimos que separarnos de ellos, dejándolos en Riffien, en los albores de su vida legionaria.
Luego, al igual que sus hermanas mayores, en plena adolescencia, salió para Xauen y allí espera la ocasión de ganarse su cinta legionaria.
Eran sus Oficiales organizadores los Capitanes Regalado (herido de la 5ª, Sanz Prieto (herido de Casabona), Fidel González Badía y Jorge Gago y los Tenientes Carvajal, Tarazona, García Montero, De Camps, Navacerrada y Villas.
Así salieron al campo las Banderas, con Franco, Cirujeda, Candeira, Villegas, De Liniers y Lucas.
La de Cirujeda pasó a Fontanes y en ella murió, relevándolo, Candeira.
La de Candeira, la manda Fernando Lías Pequeño.
La cuarta la mandó Ruedas Ledesma y algún tiempo el Capitán Saturnino González Badía.
La 5ª y 6ª siguen con sus organizadores, Liniers y Lucas.
A estas relaciones de los que fueron nuestros compañeros organizadores de la Legión y cuyos nombres estampamos llenos de cariño y gratitud para ellos, precisa unir la de los que la organizaron administrativamente. Y son: el Comandante Adolfo Vara de Rey; Capitán Fernández Aceituno, y los Tenientes de la Escala de Reserva, Garrido y Gracia Bastarrica, que fue uno de los principales sostenes de la administración de la Legión. ¡El inmenso almacén!
Fueron nuestros Ayudantes los queridísimos Capitanes Justo Pardo Ibáñez, el primer organizador, y Joaquín Ortiz de Zárate, y desempeñaron accidentalmente el cargo los también muy queridos Capitanes Malagón, Quiroga Jordá y Ruedas Ledesma.
Y han pertenecido a la Legión, además de los ya citados, los Capitanes García Uría y Rada Peral, el Teniente del Arma de Caballería Joaquín de Isasi Isasmendi, que en prácticas del Arma de infantería, como alumno de la Escuela Superior de Guerra, perteneció a la Legión asistiendo, al mando de ametralladoras, a los combates de Melilla, en la zona del Kert, en octubre de 1922; y los Oficiales Garrido Cañavate, Hidalgo Ambrosi (hoy Capitán de la Legión); Gallego Morales, Alfonso de los Reyes, Bermúdez de Castro (Arturo y Cristino), Ródenas, Julio de los Reyes, Comunión Nadal, Bermúdez Reina, Sanz Perea, Climent Toledo, Santamaría Zunda, Robles Pazos (Ramón), Zamora Medina, Simavilla Vázquez, Calderón Martínez, Rebollo Neila, Montes García, Arderius Perales, Garrido Pozo, Díaz, Merry Cijuela, Martínez González, L. de Guevara y R. de Vera, Jiménez González (Otilio), Martínez García (Manuel), Rodrigo Galán, Hidalgo Lara, Alberto Crespo, Carvajal Sobrino, García Sánchez (Luciano), Pérez Pardo y Alberni Vilajuana.
Los Alféreces (E. R.) Alvarez Fernández, Pardo Carmona, Romo Muñoz, Carrasco Castro, Martín Rosado, Gallego Porro y Miró Bernal.
Y los Alféreces Ramírez Jiménez, Parras Gil, Martínez Mateos (Alfonso), Tauler Pastor, Hermida Fernández, Ruiz García Quijada, Paredes Blasco, Díez de la Lastra, Eyaralar Almazán (Vicente), Lora Castañeda, Eyaralar Almazán (Arnaldo), Sánchez de Paz, Guerrero Durán, Tenorio Jiménez, Sánchez Serrano Sales, González García (Antonio), Tarazona Anaya, López Maraver, Ocón Urzáiz, Sánchez Suárez, Nogueras Márquez, Alonso Rodríguez, Suárez Alvarez, De Alarcón y de la Lastra, Casquero García, Pérez Pérez (José), Imaz Echevarri (Argimiro), Heredia Alvarez, Visconti Martínez, Redondo Olave, Sendras Font, y Solano Olave.
Y el glorioso Armando de la Aldea Ruiz de Castañeda, muerto el día 19 de diciembre de 1922 en el combate de Tizzi-Aza (Melilla).
Los Médicos Comandante Peña Azaola, y Capitanes Jiménez Ontiveros, Téllez, Matoni, Amat y Mañas.
Capellanes Sres. Muñoz Moreno, García Cortázar y Arjona Hermosilla
Fue el primer Capellán de la Legión el muy virtuoso sacerdote y muy decidido militar D. Alejo F. Ocaranza.
Veterinarios Jofre, Bernardin, Ortiz Elquea, Fernández-Martínez (Eulogio), Ferrer Ibáñez, y Madridejos.
Profesor de Equitación, Vecino, que asistió a las operaciones.
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2012 02 03, 2:00 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
VIDA DE GUERRA
CAUSABAMOS expectación. Nos habíamos presentado con gran desenvoltura. El credo legionario era conocido y comentado. La novedad de las banderas, que llevábamos siempre desplegadas; nuestros originales equipos Mills ingleses, de lona kaki, en lugar de los clásicos correajes; nuestras alocuciones y arengas y la escolta de los ordenanzas montados, habían ido aumentando la curiosidad y todos deseaban vernos -en la arena- como a los antiguos gladiadores.
No faltaba el augur de nuestro desastre, por aquello de que una cosa es decir y otra es hacer, y no faltaba tampoco el que, como los buenos aficionados a los toros, deseaba vernos en las astas de la fiera. También había, y muchos, que tenían fe y que aseguraban que el día que saliésemos a pelear daría mucho que hablar la Legión. Entre éstos se encontraba nuestro compañero, el hoy Teniente Coronel de Artillería, Ricardo Escuin y Lois, que no sólo nos ayudó desde su destino de Comandante de la Fortaleza del Hacho, sino que al conocer a nuestros hombres, entre los que pasaban los arrestos en el castillo de su mando, nos animaba diciéndonos: "Son sin igual; la Legión no fracasará".
Nosotros teníamos una absoluta confianza. Conocíamos a nuestros Jefes y Oficiales; ellos eran la base. Conocíamos a los legionarios. No faltaba más que la ocasión, y ésta tenía precisamente que presentarse.
Sin embargo, hay un factor que no depende de nosotros y es, en la vida, de decisiva trascendencia: la suerte. Esta figura en los tratados del arte militar al lado de las más garantizadas teorías, y se le señala importancia tal, que muchas veces ella sola lo resuelve todo favorablemente o adversamente, con independencia de todos los demás factores. Conocedores del aforismo militar, pedíamos a Dios suerte. Muy principalmente para empezar, ya que los primeros pasos son los que inician la dirección del camino, y bueno era que fuesen bajo buenos auspicios.
Y, en efecto; lo primero algo serio que nos ocurrió fue una traidora agresión de los moros en BenKarrich -no lejos de Tetuán-, a una escuadra de legionarios que se habían rezagado y era la primera vez que salían al campo. Mataron a uno, hirieron a cuatro, recogieron el muerto y los heridos. Pero ni el Alto Mando nos felicitó ni nosotros tampoco.
Al día siguiente los legionarios, exaltados por la traidora emboscada, se pelearon con un moro en el campamento y de un tiro le rompieron un brazo. A los dos días, en la carretera, unos ingenieros que trabajaban en ella pidieron auxilio a los legionarios, en contra de unos moros que pretendían agredirles. Hubo tiroteo y murió un moro. Al mismo tiempo, en el Zoko del Arbaa, en otra Bandera, nos habían hecho otra traidora agresión: habían asesinado a un cabo legionario y mal herido a otro. Los nuestros mataron a otro moro. Tres días después, en el zoko mismo, los legionarios tuvieron una refriega con un moro que se permitió insultar a España y hacer la fantasía con la Legión. A la noche siguiente, los moros hacían una agresión formal al campamento y mataron a un legionario; ellos también sufrieron pérdidas.
El encuentro serio no llegaba. Pero la presencia de los legionarios se notaba por las violentas reacciones contra las agresiones y los moros empezaron a mirarlos con cierto respeto y a llamarles los "Haramis" (los malos) y los del "Bujannú" (los del madroño, por la borla encarnada del gorrillo).
El día 20 de marzo de 1921 la 8 compañía de la 3ª Bandera, que mandaba el Capitán Joaquín Ortiz de Zárate, al marchar de Taimutz, su campamento, a buscar el convoy, es agredida desde el aduar de Beni-Amram; nos causan bajas sensibles y la compañía se lanza al asalto sobre el aduar. Lo quema, lo razzia. Y recibimos la primera felicitación del Alto Mando. Este día quedó señalado con piedra blanca en la vida de la Legión.
Quince días después, en el Zoko del Arbaa, la 2ª bandera se bautiza de sangre. Entabla combate con los de Beni-Arós, que atacaban al servicio de protección de camino y muere arrojadamente el primer Capitán, Pompilio Martínez Zaldívar; hieren al de igual empleo Antonio Alcubilla y caen varios legionarios. Ven también correr a sus enemigos, y la bandera que aquel día la mandaba accidentalmente el Capitán Alvaro Sueiro Vilariño, acredita su valor. Los Oficiales y los legionarios habían dado vida y sangre. ¡La Legión empezaba a tejer su Bandera!
En Xauen, en mayo, entra en fuego la l a bandera. Al sentir los legionarios los primeros proyectiles, que les pasan cerca, se ponen a bailar y a tirar los gorros por el aire, y nos cuesta dos bajas. Al otro día, la 2ª compañía, que mandaba Valcázar, acude en un leve apuro a los hermanos de Regulares. ¡La Bandera de Franco ya ha debutado! ¡Las tres Banderas están bautizadas!
Y llega el primer día de gloria memorable: "El día 29 de junio de 1921".
En ese día, la 1ª bandera se bate en Muñoz Crespo y la 3ª en Buharrat. Ambas lo hacen bravamente. Caen: el Teniente Torres Menéndez para siempre, y heridos los Capitanes Arredondo y Ortiz de Zárate, y el Alférez Montero Bosch (Monterito). Con ellos cuarenta legionarios. Las ametralladoras de Alonso Vega realizan una hazaña. Candeira es felicitado y pone su cinta de Buharrat. Franco es felicitado también. En el parte a Guerra va citada la Legión en cabeza. Al llegar al campamento todos nos abrazan. Ya se oye por las tiendas: ¡La Legión! ¡La Legión!
De allí marchamos a Beni-Arós. Vamos en contra del Raisuny. Con nosotros vienen Franco y Candeira con sus Banderas, y el Capitán Beorlegui, mandando una compañía de la de Fontanes, que se queda de guarnición en el Zoko.
Emprendemos las operaciones y se ocupan RobbaGozal, Bab-el-Sor y Mesmula, en el Zoko del Jemis. ¡Ya vemos a Tazarut, la cueva del jabalí! Está a tiro de cañón; un combate más y ya es nuestro. Las operaciones marchan felices; apenas tenemos bajas; Ríos Capapé, un tiro en un brazo.
"Que se prepare la Legión para entrar en Tazarut. Ese será su día" -nos dice el Alto Comisario General Berenguer.
El deseo, tantos años contenido, de llegar al cubil del feroz bandolero, que como pago a nuestra labor protectora nos prepara traidoras emboscadas, que asesina a indefensos caminantes españoles, que nos odia y nos engaña y que causó a fuerza de amarguras la muerte del venerable General Gómez Jordana. ¡Estalla gozoso! ¡O huye o se somete! ¡Tazarut será ocupado!...
El día 22 de julio, a las cuatro de la madrugada, nos llama a su tienda el General Alvarez del Manzano y nos da la orden de salir inmediatamente con una Bandera hacia Tetuán; en el camino recibiremos órdenes.
¿Qué sucede? Nada sabemos. Llamamos a los Comandantes, sortean para quedarse o salir. Le toca a Franco marchar... Emprendemos el viaje... ¡Era que de Melilla nos llamaban!
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2012 02 03, 2:00 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
EN SOCORRO DE MELILLA
DEJAMOS el campamento de Robba-Gozal antes de amanecer y emprendimos la marcha, con incertidumbre. Algo se susurraba. "Vais a Melilla... ", decían, sin saber de dónde salía la noticia.
A unos cuantos kilómetros de marcha nos alcanzó nuestro General Manzano, quien nos invitó a seguir en su automóvil. Dejamos a Franco con su Bandera. El General, veterano soldado de admirable corazón, iba preocupado; nada nos dijo, nada le dijimos. El automóvil corría, y así llegamos a Ceuta.
Apenas habíamos andado unos pasos, encontramos al heroico General Sanjurjo que nos dice: "Salimos con una columna de socorro a Melilla; venís: Santiago y los legionarios con dos Banderas, una batería, ingenieros y transportes de Intendencia... Silvestre se ha suicidado".
¡En socorro de Melilla! En socorro! Era el fundamento de nuestro credo legionario. ¡El espíritu de compañerismo, el espíritu de amistad, el espíritu de unión y socorro, el espíritu de acudir al fuego, el espíritu de combate! ¡Había sonado la hora de la prueba!
Franco llegó a Ceuta con su Bandera, después de dos jornadas inenarrables por su resistencia. Nada les detuvo. En Tetuán, a su paso, supieron la verdad de la catástrofe. Aquella noticia fue el estimulante para llegar; nadie miró los kilómetros, ni pensó en el descanso. Había que llegar a Ceuta para embarcar... ¡Llamaban a la Legión!
Fontanés acudió igualmente con su 2ª bandera desde el Zoko de Beni-Arós, sin dar respiro a los legionarios
El día 23 las dos Banderas se reunieron ante el cuartel del Rey. Formaron el cuadro, y el Teniente Coronel les dijo: "¡Legionarios! De Melilla nos llaman en su socorro. Ha llegado la hora de los legionarios. La situación allá es grave; quizá en esta empresa tengamos todos que morir. ¡Legionarios!, si hay alguno que no quiera venir con nosotros, que salga de la fila, que se marche; queda licenciado ahora mismo... Legionarios, ahora, jurad: ¿Juráis todos morir, si es preciso, en socorro de Melilla? ... " "Sí, juramos" -contestaron estoicamente-. "¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!" -gritaron, levantando los chambergos en el aire. Y emprendimos la marcha hacia el muelle, desfilando a los alegres sones de La Madelón.
Recorrido un extenso itinerario, dando el adiós a Ceuta, llegamos al muelle, en donde aguardaba, impaciente, el Ciudad de Cádiz, el trasatlántico vetusto, pero gallardo, que nos había de conducir.
El General Manzano subió a bordo, acompañando a nuestro invicto Sanjurjo, y desde el puente dirigió una cálida arenga, dándonos a conocer la importancia de nuestra expedición.
Sonó la Marcha Real, que escuchamos solemnemente; después la de infantes, como honor del General, y el barco zarpó para Melilla. Eran las ocho de la tarde del día 23 de julio de 1921
En aquel vapor no iba más que la Legión; al día siguiente vendrían los restantes de nuestra columna.
Dejamos muy atrás a Ceuta; llegó la noche; dormimos. El viaje se deslizaba tranquilo. A la mañana siguiente, a las once, el General Sanjurjo nos dice: "Acabo de recibir un radio en el que el Alto Comisario ordena que forcemos la marcha". Hicimos el natural comentario en aquellos momentos, dando la importancia que tenía. El "forzad la marcha" era señal cierta de grave peligro.
Pasado algún tiempo, el General nos muestra otros radios, en los que se insistía en el apremio. No había duda: la situación se había empeorado considerablemente.
El vapor forzó sus máquinas. Todos empujábamos a la hélice mentalmente. Teníamos ansiedad por llegar.
Ya se divisa Melilla; los prismáticos la acercan, las figuras se van destacando; el muelle se ve ocupado por la muchedumbre.
El vapor acorta su marcha. Arría una escala y por ella sube el Comandante del Cañonero Bonifaz, Don Juan Cervera, que era nuestro compañero de las operaciones de Gomara, y a quien los legionarios queríamos fraternalmente. Le acompañaban unos Oficiales. Nos saludan, les preguntamos y nos cuentan toda la realidad.
Detrás de él sube a bordo el Ayudante de campo del Alto Comisario, el Comandante de Infantería, nuestro compañero Juan Sánchez Delgado. Habla con el General Sanjurjo y después se dirige a nosotros, y nos dice: "Acabo de hablar con el General Sanjurjo y tengo su venia para trasmitirte esta orden: El General, Alto Comisario, me encarga que te diga que la población de Melilla atraviesa un momento de pánico. Es preciso elevar su espíritu y para ello harás cuanto te sugiera tu patriotismo".
Luego supimos que estaban en un estado de enorme depresión los melillenses, que habían perdido por completo la tranquilidad y que las turbas corrían alocadas y hasta habían pretendido asesinar a un Oficial de la Compañía de mar, dándole una puñalada, sin poder precisar la razón... Era el pánico, que cundía rápidamente.
El Ciudad de Cádiz se había empavesado con los legionarios subidos a los palos hasta en los topes. Con los sombreros en alto y agitando las Banderas, que flameaban juntamente con los banderines de las compañías, saludaban a Melilla, dando vivas a la Legión y cantaron los Himnos, acompañados por nuestra banda de música.
El barco maniobraba lentamente para atracar. En el muelle estaba todo Melilla, todo el que se había atrevido a salir de su casa, todo el que esperaba su salvación en el mar. Con la angustia pintada en los rostros y la ansiedad en los ademanes.
Ya estamos a la voz. Pedimos permiso a nuestro General. Hacemos cesar la música y los vivas, trepamos a una borda, y de pie sobre ella, decimos: "Melillenses: os saludamos. Es la Legión, que viene a salvaros; nada temáis; nuestras vidas os lo garantizan. Manda la expedición el más bravo y heroico General del Ejército español: el General Sanjurjo. Vienen detrás de nosotros los Regulares de Ceuta, con el laureado Teniente Coronel GonzálezTablas y Artillería de montaña, ingenieros y fuerzas de Intendencia. ¡¡Melillenses!!: los legionarios, y todos, venimos dispuestos a morir por vosotros. Ya no hay peligro. ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva Melilla!"
Los vivas atronaron el espacio; los aplausos estallaron arrebatados, sonoros, repiqueteantes; los pañuelos y los sombreros los agitaron en el aire... El barco se unía a tierra... Melilla aplaudía y aplaudía cada vez que nos movíamos... Aplaudían sin cesar y sin cansarse.
El General nos manda saltar a tierra. Los legionarios se lanzan a la carrera a las planchas de desembarco. Bajan, forman en silencio y ordenadamente. Las Banderas ocupan sus puestos, y antes de desfilar se ejecutan varios movimientos a la voz de mando, en orden cerrado, con los fusiles sobre el hombro.
Todos nos abrazan emocionados; todos quieren apretarnos la mano; todos nos cuentan atropelladamente lo que les ocurre. Nos desasimos y con las Banderas de la Legión en cabeza; la música, entonando los himnos, coreados por los legionarios, atravesamos las calles de Melilla para desfilar por delante de la Comandancia al grito de ¡Viva el General Silvestre! Honor póstumo que hacían los legionarios a su Comandante General y grito de guerra y de venganza.
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2012 02 03, 2:02 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
MELILLA - AGOSTO DE 1921
CUANDO hubimos atravesado la ciudad, en medio de las muestras de la más entusiasta gratitud y cariño, nos dirigimos al lugar de nuestro campamento.
Habíamos indicado el cuartel del Hipódromo; pero, amantes del campo, rehusamos cortésmente. Acampando en "Lavaderos", lugar de tristes recuerdos de la campaña del año 9, de los que nos sustrajimos, persuadidos de que la buena estrella nos acompañaba.
Al siguiente día llegaban nuestros hermanos los Regulares de Ceuta. Venía a su frente el mejor soldado que tuvo en estos tiempos la Infantería Española: el inmortal Teniente Coronel Santiago González-Tablas y García Herreros.
Acamparon junto a nosotros, y ya no nos habíamos de separar hasta que aquellos dos Tabores de Regulares, en los que su espíritu de sacrificio y resistencia había de llevar al heroísmo, fueron deshechos materialmente en los treinta y tantos combates en que tomaron parte.
El día 25 salimos a ocupar Taquil-Manin; el 26 fuimos a Sidi Hamed el Hasch y Atalayón, estableciendo con esto la línea avanzada de defensa al pie del macizo montañoso del Gurugó. Luego se ocupó Sidi-Amarán, en Beni-Sicar, y nos dedicamos a guarnecer la línea, a repeler las incursiones del enemigo y a abastecer llevando los convoyes a las posiciones avanzadas.
Desde el día 25 de julio, que salimos por primera vez, hasta el día 8 de septiembre, que tuvo lugar el sangriento combate de Casabona, asistimos los legionarios a veintiuna operaciones, con las columnas mandadas por el General Sanjurjo y el General Cabanellas. Dimos guarnición a quince puestos, que eran: Atalayón, Caseta del tren, 3 Caseta, Blocao bueno, Sidi Hamed, Blocao de la Muerte, Sidi-Musa, Casa Mizián, dos casetas fortificadas en la carretera, dos blocaos al pie del Barranco del Lobo, los blocaos del llano, Taquil-Manin y el campamento de la finca de Los Niños. Prestamos ayuda a la columna del Zoko el día 25 de agosto, que fue el día más intenso de la vida de la Legión: Aquel día salimos con las fuerzas disponibles a llevar, con el General Sanjurjo, un convoy a Tizza e Ismoart; después de terminado, acudimos en refuerzo de la columna del Zoko, que había trabado rudísimo combate para llevar el convoy a Casabona; además, los legionarios que se habían quedado en el campamento enfermos, heridos, rancheros y asistentes, formaron espontáneamente una pequeña columna de refuerzo a la posición de Ait-Asa, que estaba atacada, y cayeron heridos los Oficiales Malagón y Cisneros junto con varios legionarios. Y, por último, cubrimos las guarniciones mencionadas, que casi todas sufrían las agresiones enemigas. Los efectivos de la Legión aquel día eran unos mil hombres. Asimismo, y en otros días, dentro de las fechas expresadas, se tomó por asalto el blocao de Taquil-Manin, que luego había de ser atacado todas las noches a la granada de mano y con bombas de dinamita, y se prestó el socorro de los quince voluntarios de SUCESO TERRERO al blocao de la Muerte, guarnecido por el Disciplinario.
La vida aquella era de una intensidad indescriptible. Por la mañana, a la operación; por la tarde, a visitar los hospitales; al día siguiente, a enterrar a los muertos, para volver a repetir lo mismo los demás días. El campamento se veía asediado de visitas; a todos había que atender; no podíamos apenas descansar. Pero la satisfacción reinaba entre nosotros al sentir tan de cerca a la diosa Suerte, que nos favorecía con prodigalidad.
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2012 02 03, 2:03 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
CASABONA
¡CASABONA! Era el 8 de septiembre de 1921. En el Zoko del Had, de Beni-Sicar se habían desarrollado muy duros combates. La Corona y otros gloriosos Batallones se habían batido con denuedo. El convoy a Casabona era un duelo a muerte empeñado con los moros. Había que establecer un blocao intermedio entre el Zoko y Casabona. Y nos designaron a los Regulares y a los legionarios para hacerlo.
La mañana era clara, la atmósfera tranquila; ni frío ni calor; un día tibio de otoño. Llegamos al Zoko y nos designan los objetivos. Observamos con unos anteojos de batería el campo y el enemigo. El campo era despejado, el enemigo numeroso, y nos esperaba detrás de sus parapetos.
Los Regulares, la extrema izquierda y la viña; los legionarios, la derecha y el corral amurallado.
La Artillería del campamento tirana lo que pudiese; había pocas municiones.
Teníamos que ocupar las líneas señaladas y aguantar hasta que se llevase el convoy a Casabona y se hiciera el blocao.
Salimos. Rápidamente nos habíamos dado cuenta todos del tamaño de la empresa. Organizamos el asalto a las líneas. Cuando todo estuviese preparado la Legión flamearía su bandera, y esa sería la señal.
Llegó el momento y todos a la vez nos lanzamos al asalto. La viña quedó para los Regulares y el corral amurallado para la Legión. ¡Serían las diez de la mañana!
A las cuatro de la tarde, después de regresar el convoy y de establecer el blocao, que se llamó Teniente Penche, en recuerdo de su muerte, replegamos nuestras líneas y entramos en el Zoko.
En la orden general del Ejército se publicó lo siguiente:
ESTADO MAYOR
Alta Conisaría de España en Marruecos
EJERCITO DE OPERACIONES ORDEN GENERAL DEL DIA 10 DE SEPTIEMBRE DE 1921, EN MELILLA
En la operación del día 8, sobre Casabona, tuvieron ocasión el TERCIO DE EXTRANJEROS y las Fuerzas de Regulares de Ceuta, número 3, de cubrirse una vez más de gloria.
Con su indomable valor, con su admirable amor patrio, con su incomparable pericia, lograron asestar al enemigo uno de los mayores golpes que ha sufrido en todas nuestras campañas, ocasionándole bajas numerosísimas.
Todos cuantos integran esos Cuerpos modelos alcanzan tales virtudes militares, que es difícil señalar distinciones entre ellos, y éste es el mayor galardón que puede ostentar una Corporación.
En nombre de todos vuestros compañeros del ejército de Africa, que se enorgullecen de vosotros, os felicito efusivamente y os ratifico nuestra confianza.
Debéis sentiros satisfechos por ellos y por haberos hecho dignos de la admiración de nuestra querida España.
Lo que de orden de S. E. se publica en la General de este día, para conocimiento y satisfacción.
El Coronel Jefe de E. M., F. G. Jordana.-Rubricado.-Hay un sello en tinta, que dice: "Alta Comisaría de España en Marruecos.-Ejército de Operaciones.-E. M."
En aquel día murió el Teniente Martín Penche Martínez y fueron heridos los Tenientes Sanz Prieto, Vila Olaria y Manso Vaquer, de la Legión. El Teniente Coronel González-Tablas sufrió una grave herida de vientre, precursora de la que había de causarle la muerte en Tazarut, y los Tenientes Segura, muerto, y Navarro y Merchante, heridos, en la oficialidad de los Regulares. De tropa cayeron unos centenares de legionarios y de Regulares. El Tabor de Regulares del Comandante José Ferrer, el que luego había de morir en Ayalía, quedó casi en cuadro. El glorioso Batallón de Sevilla, 33, de José García Aldave, nos ayudó fraternalmente en aquel día memorable.
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2012 02 03, 2:04 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
DE NADOR AL KERT
El regreso a Melilla lo efectuamos en camiones automóviles, que nos habían enviado para transportar a los legionarios como premio a su comportamiento.
Melilla nos recibió en triunfo. Los legionarios cantaban sus himnos. La población aplaudía dando muestras de su imborrable e imperecedera gratitud y cariño para los legionarios...
SEGUIMOS nuestra azarosa vida, y el día 17 de septiembre, dada la orden del avance general, preparado el ejército con todos sus elementos, acompañados de los fuegos de la Escuadra y las baterías flotantes de Mar Chica, se ocupó Nador, yendo los legionarios al asalto. La victoria más completa cerró el día y en aquel momento empezó la reconquista. Fuimos herido, lo que nos obligó a separarnos de nuestros compañeros. La campaña siguió victoriosa; las dos Banderas, al mando de Franco, se batieron bravamente en Nador, en donde se hizo cargo de ellas; en Tahuima, Sebt-Ulad-Dau, Atlaten, Segangan, Tazuda I, Zeluán, Monte Arruit, Tazuda 2, Tazuda 3, Yazanem, Tifasor, Uixan, Ras Medua, Dar Busada, Dar Azugad y Dar Dríus, a donde llegaron el día 10 de enero, y con ello se dio fin a la primera parte de la campaña.
Los legionarios habían asistido con la vanguardia a veinte combates, desde el 17 de septiembre al 10 de enero, orlando sus banderas con las cintas de Nador, Sebt-Ulad-Dau, Tazuda I y Tazuda 2, que unieron a la de Casabona. Los detalles de tan gloriosas jornadas, el fiel relato de ellas, se halla en el libro publicado por el Comandante Franco, que se titula: Diario de una Bandera.
Aquellas operaciones nos costaron la pérdida de nuestros gloriosos compañeros Agulla Ramos, Ochoa Olalla, Rodrigo Cifuentes, Moore de Pedro, Agudo López, Infantes Rodríguez, Marquina Siguero y el Capitán Covo Gómez, que hallaron la muerte, y De La Cruz Lacacci, Franco Salgado, Beorlegui Canet, Montero Bosch, Calvacho Petano, Urzáiz Gómez, España Gutiérrez, Comandante Fontanes, Alcubilla Pérez, Navarrete Navarrete, Echevarría Esquivel, Moneo Díaz, Pérez Mercader, Lizcano de la Rosa, Pérez Moreno, Montes García, Alonso Alonso, Gallego Morales, Díaz de Rábago, Díaz Criado, Valcázar Crespo, Hidalgo Ambrosí, Marco Gimeno y García Sanz, todos heridos. Los legionarios, cayeron quinientos.
Antes que los citados, también habían caído en las operaciones alrededor de Melilla: el Capitán Franco Salgado, primo hermano del Comandante Franco, que fue herido en Sidi-Hamed el Hasch, de casco de granada enemiga, y el Teniente Marco Gimeno, ametrallador que servía su máquina cuando lo hirieron en el cuello, por haber caído antes el legionario apuntador. Al Alférez Villalba Rubio lo habían herido el día 25 de agosto en Tisza; al Alférez Salgado Fernández igualmente lo hirieron en el blocao de Taquil Manin y nuestro glorioso Teniente Miguel Valero Marzo, que murió al lado de sus ametralladoras, en Sidi Amarán, el 15 de julio, acompañados de ciento ochenta legionarios, de ellos cincuenta muertos gloriosamente.
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2012 02 03, 2:05 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
MONTE MAGAN - AYALIA - EL AJMAS BENI-SAID
MONTE Magán. - Al mismo tiempo, en la otra zona de occidente, en Tetuán, se batía también la Legión.
En el mes de octubre, el hermano de Ab-el-Krim pretendió hacer una invasión, siendo deshechas sus huestes en Monte Magán, de Gomara. En los combates a que ello dio lugar hizo su debut la 4ª bandera.
El bautismo de sangre la costó: tres Oficiales que gloriosamente murieron: Argüello Brage, García Fernández y el Capitán Gascón Aquilue.
Fueron heridos los Capitanes Pedro Jareño, Peñarredonda, Fernández y Pérez Tajueco, junto con los Oficiales Ruiz Casaus (por vez segunda), Dalias Charte, Fuentes Cascajares, Rubio Villanueva, Cejudo Belmonte, Menéndez Tolosa. Compagny Fernández Bernal (por vez primera), Bennasar Vizquerra (por primera vez) y Revuelta Franco.
De legionarios cayeron dos centenares; la mayor parte eran cubanos y argentinos. ¡Caramente ganaron la cinta de Magán en los días 23, 24 y 28 de octubre de 1921!
Ayalía.-La 5ª bandera pedía impaciente su puesto, y el 19 de diciembre la llevamos a Ayalía, de Beni-Arós, junto con la 3ª, de Candeira, que fue a DarHamido. ¡Otra vez nos volvíamos a encontrar con los Regulares de Ceuta y su heroico Teniente Coronel González-Tablas! Juntos fuimos de nuevo legionarios y Regulares y juntos llegamos en el asalto del poblado de Ayalía, acompañados del glorioso Ceuta, 60. La Bandera de Liniers había tenido un feliz estreno. Una bala saludó al caballeroso burgalés, tocándole en la mano diestra; no quiso curarse a pesar de nuestros ruegos. Los Regulares aquel día perdieron a uno de sus mejores Jefes, el Comandante José Ferrer, el que se batiera heroicamente en Casabona, y también murieron, de los que habían salvado de Melilla, el Teniente Andújar y el Capitán Valrriveras, siendo heridos los Capitanes Vierna, Martín Alonso, y Juan Mendoza Iradier. La desgracia se cebaba sobre nuestros queridos compañeros expedicionarios de Melilla; aun habían de caer más; aún tenían que morir el Comandante Pedro Garrido, en Miskrella, y el Teniente Araciel, en Draa-el-Asef.
El Ajmás.-De Ayalía marchamos con las Banderas de occidente a las operaciones de Xauen, en el mes de enero de 1922, a las que asistieron la 3ª, de Candeira; la 4ª, de Villegas, y la 5ª, de Liniers. Tuvimos muy rudos combates y murieron nuestros gloriosos Oficiales Ureña Sellés, Abelardo Villar Alvarez, Horacio Pascual las Cuevas y Salvador Clavería. Fueron heridos los Oficiales Tejeiro Pérez, Guarido Vergara, Guallart Martínez y Martínez González, y levemente el que esto escribe. De legionarios cayeron doscientos, entre muertos y heridos.
Beni-Said.-En enero marchamos a Melilla; nuestras Banderas iban a operar con el General Don Federico Berenguer, nuestro fraternal amigo, sobre Beni-Said, y fuimos a Haf, Zauia, Sepsa, Ichtigüen, Anvar y Tuguntz, en los meses de febrero y marzo. En Anvar perdimos a nuestro entrañable compañero el Comandante Jefe de la 2ª bandera Don Carlos Rodríguez Fontanes.
Era el 19 de marzo de 1922. La víspera, en el rudo combate de Anvar, en los momentos en que la lucha se había exacerbado, Fontanes; que se batía en la guerrilla, vio caer a su lado a un legionario herido, y cuando amorosamente lo ayudaba a levantarse cayó nuestro glorioso Fontanes con el vientre atravesado por mortal herida. Lo recogió su ayudante, el Teniente Lizcano de la Rosa, que también fue herido. Lo llevaron a la posición; no se pudo transportar, y en ella quedó, en un improvisado hospital, en una casita moruna. Fuimos a verlo; nos habló del glorioso comportamiento de su 2 a bandera... Estaba tranquilo... ¡Aquella noche murió!
¡La Legión no olvidará nunca a sus muertos, y entre ellos y a su frente está el Comandante Fontanes!
Con él dieron sus vidas por la Patria, el Alférez Ojeda Gamón, en Ichtigüen, y el de igual empleo, Alvarez Llaneza, en Tuguntz. También murió el mismo día que cayó Fontanes el Padre escolapio Don Antonio Vidal y Pons. Fueron heridos los Oficiales Lizcano de la Rosa, Ramón Robles Pazos, Compaired, Vallés Foradada y Casado Bustos. Nuestros legionarios, aquí como siempre, dieron vidas y sangre con igual desprendimiento que sus Oficiales. Murieron veintidós y fueron heridos ciento treinta y ocho.
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2012 02 03, 2:05 |
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Bona
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
GONZÁLEZ-TABLAS
AL siguiente mes, en abril, retornamos a las Banderas de occidente, para asistir con ellas a las operaciones para la ocupación de Tazarut.
¡De nuevo nos uníamos a nuestro entrañable camarada Santiago González-Tablas! Juntos salimos de Ceuta a buscar a nuestros soldados en el Zoko del Jemis, en donde nos esperaban para ocupar Tazarut. ¡Por fin volvíamos al lugar mismo de donde nos arrancaran en julio de 1921 para marchar a Melilla! ¡Había sido un compás de espera! ¡Tazarut sería nuestro!
El viaje de Ceuta al Jemis, pasando por Arcila, fue muy entretenido. González-Tablas no conocía la zona de Larache; nosotros habíamos estado en ella de Capitán de Policía y de Comandante de Regulares. El camino fue una serie de recuerdos y anécdotas. Ceuta: a su derecha la Posición A, primer lugar donde habitaron los legionarios; Castillejos y al fondo Cudia Federico; el Biut, cuando fuimos Capitán del Regimiento del Serrallo; Riffien, cuna de la Legión; Tetuán, que ocupamos en tiempos del General Alfau; Laucien, el Hercha y el Cónico; allá subimos acompañando al entonces Coronel Sanjurjo y al prestigioso Castro Girona, nuestro Jefe de vanguardia en Melilla; unos kilómetros más adelante, Yebel-Hedia; también estuvimos cuando se tomó con Sanjurjo; el Fondak, Semla, el Zinat Rzgaia, nos evocáis los avances con nuestros Regulares; después Bibán, también subimos a ti; Seguedla, aquí la razzia de los camellos; Cuesta Colorada y su avanzada Meyabah, de grato recuerdo; Bufás, fuimos con los policías; Xarquía, allá con el glorioso Villa-Abrille; Zoko del Had, recuerdo de las operaciones con el General Silvestre, ¡aquel tan glorioso soldado!; Sidi-Mohamed el Mukdén y Arzila. ¡Simpática Arzila, en donde pasamos tres años y medio de vida gozosa y activa! Tznim, aquí los días de afán y de fortuna en la campaña del año 13. Sidiel-Arais, Megarek, cuando nos mandaba el General Villalba; Memsla y Trías, Robba-Gozal, Bab-el-Sor, Zoko del Jemis, a todos os conocimos el primer día. Fuimos el cicerone de lo que nuestro heroico compañero no conocía; ya que muchos lugares de tan largo recorrido le eran familiares por haberlos pisado en son de guerra y en ellos había ganado la cruz Laureada de San Fernando.
Al final de la jornada, en el Zoko del Jemis, nos separamos para ir cada uno con los suyos.
La Bandera del "Gran Capitán" y la del "Tigre", mandadas por De Liniers y por Lías, nos esperaban.
Tablas estuvo enfermo; se le exacerbaron los dolores de su herida de Casabona y tuvo que guardar cama. Pasamos a su lado todo el tiempo que nos permitían nuestros quehaceres. Quisimos convencerle de que se dedicase unos días a reponerse y cuidarse. ¡Ya sabíamos que era tan sólo por demostrarle nuestro cariño! No nos escuchó.
Salimos a operar. El 28 se tomaron Tacum-Seleka, Besiar y Amaán. La 5.3 bandera encontró ocasión de distinguirse. El 2 de mayo, Tahar-Berda; aquí murió nuestro glorioso Alférez Carlitos España. ¡Pobre niño! El día 7, Selalem.
El 10 nos reunimos con Sanjurjo; abrazándonos los dos territorios, Larache y Tetuán, con la mayor alegría.
El 12 de mayo de 1922 se tomó por asalto Tazarut. En la vanguardia de su columna, y en los momentos de rudo combate, una bala infame, cruel, hirió mortalmente al héroe. Aquella noche entregó su alma al Creador, subiendo al Cielo. Tazarut nos había costado la pérdida del mejor soldado.
En una roca en medio de la colina, los legionarios han cincelado las siguientes palabras debajo de una cruz laureada: "EN ESTE LUGAR, EL DIA 12 DE MAYO DE 1922, CAYO MORTALMENTE HERIDO, AL TOMAR POR ASALTO A TAZARUT, EL HEROICO TENIENTE CORONEL SEÑOR DON SANTIAGO GONZALEZ TABLAS, JEFE DE LOS REGULARES DE CEUTA, N.- 3. D. E. P.", y debajo, "Los legionarios".
En aquellas operaciones la Bandera de Liniers ganó su cinta con el nombre de Tazarut, y en la 3ª debutó de legionario el Comandante Lías Pequeño, mandándola con próspera fortuna. De los nuestros, además de Carlos España, ayudante de Liniers, muerto en Tahar-Berda, fueron heridos el Capitán Regalado y los Tenientes Cisneros y Ciria. Los legionarios sufrieron setenta bajas.
Todas nuestras alegrías, toda la gloria de tomar a Tazarut, ¡la guarida del lobo!, y verlo remontarse a buscar en los picos de la sierra su último refugio, sin tropas y sin moral ni prestigio, se borraron ante el dolor. ¡Habíamos sacrificado para tomar a Tazarut a Santiago González-Tablas!
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2012 02 03, 2:06 |
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Bona
Administrador
Registrado: 2011 10 29, 7:44 Mensajes: 44689
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 Re: La Legion...Al Tercio D. Jose Millan Astray 1922
EN SOCORRO DEL PEÑON
EN el mes de mayo la artillería enemiga arreció su ataque contra el Peñón, llegando los moros a poner pie en la isleta. Urgía un refuerzo y marcharon 40 legionarios voluntarios, con el Teniente Martínez Esparza de Jefe de la expedición, acompañado por el Alférez Díaz de Rábago. El desembarco fue emocionante; tuvieron que subir por una escala funambulesca, que empezaba en el mar, subía por el cantil y terminaba en el cementerio de la isla. Los legionarios dejaron bien puesto el pabellón y sellaron su conducta con su sangre.
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2012 02 03, 2:07 |
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